Doña Sofía y don Juan Carlos, en los primeros años de relación./getty
Doña Sofía y don Juan Carlos, en los primeros años de relación. / getty

NO LO VIO VENIR

Cuánto tardó la reina Sofía en darse cuenta de que su matrimonio con el rey Juan Carlos era un completo fracaso

Tras unos felices primeros años de matrimonio, la relación de don Juan Carlos y doña Sofía saltó por los aires cuando comenzaron las infidelidades del rey con otras mujeres.

El matrimonio de los reyes eméritos empezó con éxito. Don Juan Carlos había escogido a una princesa europea, hija, hermana y nieta de reyes que había sido formada para ocupar un trono. Él mismo lo dijo cuando le preguntaron antes de la boda: « Amo a la princesa Sofía desde el primer momento en que la vi. Es una de las pocas mujeres que conozco capaz de llevar con toda dignidad una Corona Real».

Juanito, como le conocían en familia, no pertenecía a una casa reinante. Su familia estaba en el exilio, en Estoril, Portugal, y las probabilidades de que ocupara un trono eran escasas a principios de los años sesenta, cuando los reyes eméritos se comprometieron. A Sofía le gustaba el «chico de los Barcelona», como lo llamaba su madre, la reina Federica.

Era un joven alto, atractivo y con gran sentido del humor y confiaba en sus posibilidades para ser el futuro rey de España. Pero era, sobre todo, la reina Federica la que más posibilidades había visto a ese matrimonio y la que trató de que los dos jóvenes se unieran, hasta el punto de que casi da al traste con la relación por sus presiones, según ha contado doña Sofía.

Los (pocos) años felices de don Juan Carlos y la reina Sofía

Fue en el enlace de los Duques de Kent, en Londres, en 1961, cuando Juan Carlos se fijó en Sofía, tras sentarse juntos en la ceremonia. El compromiso se anunció meses después. La boda, que tuvo lugar en Atenas el 14 de mayo de 1962, fue un lujoso acontecimiento, organizado hasta el más mínimo detalle por Federica, que reunió a casi todas las familias reales de Europa a la familia real y la nobleza españolas.

Sofía estaba feliz. Juan Carlos también. Había encontrado a la que consideraba la compañera ideal para su camino hacia el trono. Sofía, emparentada con la realeza alemana y la británica, además de la griega, conocía el protocolo, tenía claro quién era quién en el Gotha. También exhibía una gran disciplina, paciencia y mano izquierda para captar todos los matices de la difícil vida que les esperaba con Franco, que, al principio, no estuvo conforme con la elección de Juan Carlos, por tratarse de una princesa extranjera y de fe ortodoxa.

Pero Sofía había renunciado a sus derechos al trono griego y se había convertido al catolicismo antes de la boda. Los príncipes se profesaban un gran cariño en esos primeros tiempos y, sobre todo, tenían una gran complicidad, en un ambiente que, a menudo, les era hostil. Ambos se instalaron en España. Sofía no apreciaba la convivencia con sus suegros en Estoril, en una atmósfera que le parecía triste, y Franco había reservado al joven príncipe el Palacio de la Zarzuela a las afueras de Madrid.

Son muchas las fotografías de esos primeros años, en las que doña Sofía aparece luciendo los estilismos más en boga en la época, siempre sonriente y tranquila. Eran los años en que Juanito y ella debían formar una familia y establecer los primeros pasos que podrían llevarles al trono.

El primer hijo fue una niña, Elena, y llegó el 20 de diciembre de 1963. El segundo también. Se llamó Cristina y vino al mundo el 13 de junio de 1965. Solo a la tercera llegó el ansiado heredero, Felipe, el 30 de enero de 1968. La vida matrimonial de los príncipes parecía feliz y consolidada. En 1969 llegó la confirmación por parte de Franco de que Juan Carlos sería su heredero. Parte de la tarea había dado sus frutos.

Por qué fracasó el matrimonio del rey Juan Carlos y doña Sofía: el gen Borbón y las infidelidades

Fue cuando llegaron al trono cuando parece que empezaron los problemas del matrimonio, aunque se ha comentado también que don Juan Carlos mantenía otras relaciones desde el principio, como lo habían hecho su abuelo y su bisabuelo y, quizá, su padre. El gen Borbón lo llaman. Por eso, conseguido el heredero, parece que la relación entre los príncipes se fue distanciando. Sofía era una mujer joven y enamorada, pero entendía las servidumbres de un matrimonio real, aunque no está claro si ya estaba al tanto de las infidelidades de su marido.

Sin embargo, la paciencia de doña Sofía llegó a su fin en 1975. La reina se enfrentó a una situación inesperada que le abrió definitivamente los ojos. El momento fue una visita sin anunciar que la reina organizó con sus tres hijos al palacio de la Encomienda de Mudela, en Ciudad Real, donde don Juan Carlos se alojaba para participar en una montería. Doña Sofía quería darle una sorpresa a su esposo. Al llegar, dejó a sus hijos en el jardín del palacete y se dirigió al interior. Lo que descubrió allí parece que le confirmó lo que quizá era un secreto a voces en aquellos tiempos, que su esposo utilizaba las cacerías para divertirse con otras mujeres.

La Encomienda era el coto de caza en el que don Juan Carlos organizaba jornadas de caza para corresponder a las invitaciones que otros anfitriones le hacían a él, entre otros numerosos miembros de la nobleza europea y de la alta sociedad española. La última vez que lo visitó fue en 2013. Parece que este palacete de campo era el lugar donde Alfonso XIII escondía también a muchas de sus amantes. La reina Sofía nunca volvió a visitarlo, tras aquella tarde en la que abandonó la casa de inmediato y de forma precipitada. Parece que sorprendió a Don Juan Carlos con otra mujer.

Doña Sofía y don Juan Carlos hacen vidas separadas desde entonces. La reina emérita ha pensado incluso en el divorcio, pero sabe que un matrimonio real no puede terminar así, al menos en su generación. Su madre se lo dejó claro. Doña Sofía ha sufrido mucho, pero se ha concentrado en su papel de consorte, conocedora también del compromiso que adquirió con la monarquía española. Su papel impecable ha quedado en entredicho cuando han ido saliendo todos los escándalos que afectan al rey Juan Carlos. Pero Doña Sofía ha cumplido con su deber y nunca ha dado pie a ningún revuelo.