La segunda vida de Rosario Nadal: de princesa de Preslav con Kyril de Bulgaria a asesora de arte con novio albanés y videoartista

La vida de Rosario Nadal (y su círculo más íntimo) , la aristócrata mallorquina más perseguida de su generación, dio su primer vuelco a los 19, cuando el entonces príncipe Felipe le presentó al guapísimo Kyril de Bulgaria (58), príncipe de Preslav y uno de los solteros royal más deseados de la época. Tres hijos (Mafalda, Olimpia y Tassilo) y 20 años después, la pareja se divorció sin dramas y comenzó la segunda vida de Rosario, alejada del oropel de los títulos nobiliarios pero firmemente arraigada en los dos ámbitos creativos que más cotizan en los círculos de la élite global: el arte contemporáneo y la moda.

La expectación es máxima por contemplar su vuelta a las páginas de la crónica social en la boda de su hija Mafalda (27), la nieta de Simeón de Bulgaria y Margarita Gómez-Acebo que se celebrará este sábado precisamente en Mallorca. Aunque Rosario y sus hijos viven en Londres, la vinculación con la isla balear es inevitable. Su casa en la isla refugió a la infanta Cristina , íntima de Rosario, e Iñaki Urdangarín en lo pero del caso Nóos.

Decimos que la expectación es máxima porque hace siglos que no vemos a Rosario Nadal (Mallorca, 1968) vestida de alta costura, alejada como está de las fiestas y alfombras rojas que corresponden a una princesa. Las apuestas señalan a Valentino, diseñador del traje de la novia, como el autor de su misterioso look, ya que ha sido musa e imagen de la firma del diseñador italiano desde hace décadas. Su proverbial elegancia nos asegura una foto tan viral que va a romper con muchos años de estricta discreción, en una nueva vida vinculada el mundo del arte contemporáneo, donde los códigos indumentarios y las exigencias son otras.

Tras su divorcio, Rosario Nadal (53 años) quiso comenzar una nueva vida como asesora de arte, una figura fundamental en el negocio que aconseja a los compradores privados o institucionales que fundamenta su autoridad en un conocimiento profundo del mercado y una agenda exclusivísima. La hemos visto en ferias y galerías siempre sin maquillar, inevitablemente vestida de negro y con una única concesión al estatus en forma de bolso de lujo.

Hija de un empresario mallorquín que pasó de vender bicicletas a poseer concesionarios de coches de lujo, Rosario Nadal heredó su porte aristocrático de su madre, Isabel Fuster Puigdorfila, hija del conde de Olocau. Nunca fue únicamente una jetsetter: tras casarse se licenció en Bellas Artes y comenzó a trabajar en Christie's, la prestigiosa casa de subastas. En 2001 creó RSC, una consultoría de arte contemporáneo a través de la que conecta a artistas con coleccionistas de todo el mundo. De hecho, su negocio funcionaba a buen ritmo cuando llegó el divorcio de 2009, tras rumores de una infidelidad de Kyril de Bulgaria.

No trascendió gran cosa más allá de la inevitable fatiga matrimonial, pero a Nadal le atribuyeron un romance con Hugh Grant, uno de los habituales de su pandilla londinense, junto a Gwyneth Paltrow y Marie Chantal Miller. Esos años fueron definitivos para Rosario Nadal, pues relanzaron una nueva vida en la que el trepidante negocio de arte y la creación de vanguardia han sustituido el aura rancia de la aristocracia. Eso sí: no renunció a su apellido de casada. Sigue llamándose Rosario Sajonia Coburgo, acaso por la vinculación de este con la élite financiera (y gran inversora en arte) de la City de Londres.

En 2013, Rosario Nadal fue nombrada directora adjunta del Museo Jumex de México, propiedad del multimillonario Eugenio López Alonso, al que llevaba años asesorando sobre su colección privada. Por esas fechas también apareció en la vida de la mallorquina Anri Sala, el videoartista albanés con el que lleva saliendo al menos una década. Sala es seis años menos que Nadal y sus obras, fotografías o vídeos, se cotizan alrededor de los 30.000 euros. No ha trascendido si la relación sentimental es, además, profesional, pero es improbable pues Sala está representado por una de las galerías de arte más influyentes de la industria, Hauser & Wirth, con sedes en medio mundo y, casualmente, también en Mallorca.

El inicio de década puede haber traído nuevos aires de renovación vital para Rosario Nadal, que en 2019 abandonaba su puesto en la dirección del Museo Jumex para concentrarse en su propio negocio de consultoría. Nada dada a conceder entrevistas y mucho menos a comentar cualquier aspecto de su vida personal, Nadal confesó a un diario económico que ya sueña con retirarse y que lo haría, sin duda, en su isla natal, en Mallorca. Allí vive desde siempre su hermana Ana, restauradora de muebles y creadora de la línea de vajillas Vimbi Vimbi. Rosario Nadal querría seguir sus pasos y abrir una escuela de artesanía, ebanistería y jardinería, centrada en materiales naturales.