Fue uno de los escándalos sociales más sonoros del franquismo, aunque siempre permaneció como un secreto a voces. La joven Carmen Diez de Rivera tuvo que romper su noviazgo con uno de los hijos del exministro Ramón Serrano Suñer porque era su hermanastro. La historia había comenzado veinte años antes cuando su madre, Sonsoles de Icaza y León inició un romance extramatrimonial con Serrano Suñer. De aquel romance nacería Carmen, aunque ella nunca lo supo, hasta el último momento.
Sonsoles de Icaza y León, marquesa de Llanzol, era la estrella de los salones de la alta sociedad, en los años cuarenta y cincuenta. Alta, morena, con gran sentido del humor, deslumbraba con sus diseños de alta costura, especialmente de Cristóbal Balenciaga , de quien era íntima amiga y del cual llegó a atesorar hasta 400 vestidos, que hoy están en el Museo Balenciaga de Guetaria.
Sonsoles era la hija menor del diplomático y poeta Francisco Asís de Icaza y de Beatriz de León y Loynaz, sobrina de la marquesa de Esquilache. Con solo 21 años contrajo matrimonio con Francisco de Paula Díez de Rivera y Casares, coronel de caballería, el último capitán de la escolta de Alfonso XIII , y marqués de Llanzol. Se llevaban 24 años, pero el enlace garantizaba a Sonsoles seguir disfrutando de su alto nivel de vida. El matrimonio tuvo cuatro hijos.
En aquella España de la posguerra, la vida social se retomó y la aristocracia, junto con la nueva clase política, brillaba en cócteles, cenas y reuniones. Sonsoles inició, en 1940, una relación extramatrimonial con Ramón Serrano Suñez, ministro de Asuntos Exteriores y cuñado de Francisco Franco . Estaba casado con la hermana de Carmen Polo , Zita Polo, con quien tendría seis hijos.
El «cuñadísimo», como se le llamaba con sorna, era, en aquella época, el político más admirado y temido, por su relación familiar con el dictador. Siempre fue consciente de su atractivo y se le atribuían numerosas infidelidades. Hasta que conoció a Sonsoles de Icaza. Coincidieron en el Hotel Ritz y parece que hubo un flechazo instantáneo por ambas partes.
La relación de Serrano Suñer y la marquesa de Llanzol duró 15 años y de ella nació una hija, en 1942, Carmen Díez de Rivera, que fue reconocida por el marqués de Llanzol como propia. La relación extramatrimonial de la marquesa de Llanzol era un secreto a voces en la sociedad del momento. Pero su matrimonio nunca se rompió, era algo impensable en la época. La infidelidad, mientras fuera discreta, solía tolerarse. Sin embargo, ese amor adúltero tuvo graves consecuencias para la siguiente generación.
Los Llanzol y los Serrano Suñer eran íntimos amigos. Sus hijos crecieron juntos: compartían veranos en San Sebastián, fiestas familiares y acontecimientos sociales. Llegados a la adolescencia, Carmen, la hija menor de Sonsoles, fruto de su relación con Serrano Suñer, anunció que quería casarse con Ramón, hijo menor de los Serrano Suñer.
Carmen tenía 17 años y no tenía ni idea de que aquella relación era imposible puesto que ella y Ramón eran hermanastros. Ni siquiera su madre fue capaz de contárselo. Dejaron la tarea a un sacerdote amigo de la familia, un cura dominico, y a la tía materna de Carmen, la escritora Carmen de Icaza. Aquella conversación tuvo lugar el 28 de diciembre de 1959.
Para Carmen aquella revelación supuso un golpe brutal, «un dolor muy profundo», según contó en sus memorias, recogidas por la periodista Ana Romero, años después, del que no llegaría a reponerse nunca. Pero, según ella misma revelaba, nunca juzgó a su madre, ni a su verdadero padre, por el amor que habían vivido.
Serrano Suñer, a pesar de que era sabido, nunca reconoció públicamente a Sonsoles, aunque estuvo pendiente de ella hasta el final de sus días. A partir de comienzos de los años setenta, empezaron a mantener una correspondencia regular. El padre aconsejaba a la hija y esta le mantenía al tanto de cómo se sentía. Carmen, sin embargo, mantuvo sentimientos encontrados hacia su madre, a la que describía en sus memorias como una mujer muy segura de sí misma, rozando la arrogancia, y acostumbrada a obtener siempre lo que quería.
Carmen comenzó a estudiar Filosofía y Letras y Ciencias Políticas y se especializó en Relaciones Internacionales. Hablaba cinco idiomas. Luego completó su formación en Oxford, en el Reino Unido, y La Sorbona, en Francia. Pero la joven no conseguía seguir adelante con el peso de semejante revelación que la llevó a ingresar en un convento y marcharse, más tarde, como cooperante a Costa de Marfil, donde vivió tres años. Volvió a Madrid a finales de 1967. Ramón, su gran amor, convertido en abogado, se había casado un año y medio antes, con Genoveva de Hoyos y Martínez de Irujo, con quien tuvo cinco hijos.
Carmen dejó la casa familiar y comenzó a trabajar en la Revista de Occidente, una publicación cultural y científica española que editaba la Fundación Ortega y Gasset. Llegó a tener gran protagonismo en la transición, al convertirse en jefa de gabinete de Adolfo Suárez cuando fue presidente, en 1976, y amiga personal de Juan Carlos I . Fue la artífice de la legalización del Partido Comunista junto al presidente.
Pero la vida fue inmisericorde con Carmen. Enfermó de un cáncer de mama y falleció en 1999. Carmen nunca se casó y no tuvo hijos. Tampoco volvió a enamorarse como lo había hecho en la adolescencia. Su madre, Sonsoles, había muerto a los 81 años, en 1996 en Madrid.
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?