infidElIdades y escándalos La triste historia de (des)amor de Carmen Franco y el marqués de Villaverde, los padres de Carmen Martinez-Bordiú

El matrimonio de Carmen Franco y Cristóbal Martínez Bordiú estuvo marcado por las infidelidad, los escándalos y el carácter autoritario del marqués de Villaverde. Ella le defendió hasta el final, aunque todos sabían que Carmencita «no había tenido suerte».

Carmen Franco y Cristobal Martínez-Bordiú, marqués de Villaverde. / gtres

Elena Castelló
Elena Castelló

No fue un matrimonio feliz, a pesar de que Carmencita, la hija única de Francisco Franco , quedó deslumbrada por él, por su atractivo y sus modales caballerescos, al principio. Cristóbal Martínez-Bordiú, X marqués de Villaverde, segundo hijo de los condes de Argillo y cirujano cardiovascular, fue, en realidad, uno de los pocos hombres que había conocido, fuera de la familia y en un entorno en el que llevaba una vida bastante retirada.

Acudía a pocas fiestas sociales, a pesar de había sido la 'niña de España', siempre protagonista en las celebraciones infantiles. Estaba muy protegida. En una de estas escasas salidas a una «boîte» de la época, se conocieron y Carmen quedó deslumbrada. A sus padres les gustó la posibilidad de emparentar con la aristocracia.

María del Carmen Franco Polo había nacido en Oviedo, el 14 de septiembre de 1926. Su infancia estuvo marcada por la guerra y por la carrera militar de su padre. Vivió en muchas ciudades distintas, tanto en España como en el exterior: Zaragoza, Tenerife o Madrid. Durante la guerra se trasladó a Francia con su madre. « En la guerra era una niña y no me enteraba de nada», ha confesado.

El guardamarina Saturnino Suanzes de la Hidalga, al que llamaban Ninín en familia, había sido su primer enamoramiento. Por supuesto, prohibido. Se encontraban en casa de su tía Pilar. En cuanto lo descubrió, su madre le prohibió seguir viéndolo. « Yo siempre he obedecido», cuenta Carmen en sus memorias, escritas por la periodista Nieves Herrero. «He hecho lo que me dijeron que hiciera; aunque en alguna ocasión intentara rebelarme». Las renuncias, sin embargo, hicieron de ella, una niña educada entre algodones, una mujer fuerte.

El matrimonio de Carmen Franco y el marqués de Villaverde: infidelidades, escándalos y una familia numerosa

La boda de Carmen y el marqués de Villaverde tuvo lugar el 10 de abril de 1950, en la capilla de El Pardo. La celebración, ante 800 invitados, fue digna de una princesa. La novia lució un vestido de seda natural de Balenciaga, cortado al biés, con cuello barco. Llevaba un largo velo sujeto por una tiara de brillantes y perlas, regalo de boda de sus padres, la pulsera de pedida y unos pendientes de perlas.

Carmen Franco Polo, con vestido de novia de Balenciaga. Foto: Getty

El novio vestía uniforme de gala del Santo Sepulcro. El padrino fue Franco. Después de la ceremonia. Mientras los invitados disfrutaban del «lunch» en los jardines de El Pardo, se repartió comida.

Sin embargo, los años no trajeron la felicidad conyugal a Carmen. Franco acabó refiriéndose a su yerno como «ese señor que se ha casado con Nenuca», según cuenta Paloma Barrientos. Su entorno comentaba en secreto que Carmencita no había tenido suerte, a pesar de que se había casado muy enamorada y con un hombre tan guapo.

Eran un secreto a voces, en los círculos sociales, los diversos negocios que hacía Cristóbal amparado en su papel de yerno del caudillo y sus numerosas conquistas e infidelidades, que hicieron sufrir mucho a Carmen.

La pareja tuvo siete hijos: Carmen , Francis, Mariola, Merry, Cristóbal, Arantxa y Jaime. Cristóbal tenía, además, un carácter fuerte y autoritario. «Era ordeno y mando», recordaba en sus memorias Carmen. Hasta su madre le decía que había tenido muy mala suerte.

El marqués de Villaverde y Carmen Franco con cinco de sus siete hijos. / getty

Por supuesto, nunca se pensó en la separación o el divorcio. Tampoco permitió Carmen que nadie criticara a su marido en su presencia, ni siquiera sus hijos. El matrimonio hacía muchos viajes en representación del Caudillo. Con el tiempo, se distanciaron, aunque Carmen siempre guardó las apariencias y estuvo a su lado hasta su muerte.

Ella murió a los 91 años, en 2017, meses después de que le hubieran diagnosticado un cáncer. Vivió hasta el final en el piso familiar de la calle Hermanos Bécquer, de Madrid, rodeada de sus hijos y, sobre todo, de sus nietos. A pesar de las circunstancias, fue una mujer discreta. « Fue una gran dama», escribió en Instagram su nieto Luis Alfonso de Borbón a su muerte.