Tom Ford compra la impresionante mansión de Jackie Kennedy en los Hamptons por 53 millones de dólares

La casa más famosa que habitó Jackie Kennedy fue, sin duda, la Casa Blanca, la imponente mansión presidencial en Washington que ocupó durante el mandato de JFK. Tras el magnicidió del presidente de EE.UU., la viuda de America se casó con Aristóteles Onassis y, adoptando su apellido, disfrutó del paraíso mediterráneo en las lujosas propiedades que el armador griego construyó en la isla de Skorpios. Pero el verdadero 'lugar de paz' de Jackie fue otro...

Mucho antes de ser una de las mujeres más influyentes del mundo, con un estilo que ha trascendido las décadas, cuando Jackie solo era Jacqeline Lee Bouvier, la ex primera dama de EE.UU. vivió sus años más felices en Lasata, una impresionante mansión familiar en los Hamptons que acaba de comprar el diseñador Tom Ford.

La histórica propiedad, que hasta ahora pertenecía al productor David Zander (y, antes, al ex director creativo de Coach, Reed Krakoff), se puso a la venta la pasada primavera por 55 millones de dólares y, según han informado los medios americanos, ya tiene comprador. Al parecer, el diseñador Tom Ford es el nuevo propietario de la imponente mansión de Lasata, después de negociar su precio de salida y, finalmente, adquirirla por 53 millones de dólares.

Aunque la cifra no es nada desdeñable (al cambio actual se traduce en unos 49 millones de euros), lo cierto es que Tom Ford no parece que tenga problemas de liquidez después de vender su firma homónima en noviembre de 2022 al grupo Estée Lauder por 2.800 millones de dólares en la que fue la operación empresarial más importante del pasado año en el sector del lujo: meses antes de comprar Lasata, también se hizo con una lujosa propiedad en Palm Beach, en el estado de Florida.

Construida en 1917, está imponente mansión de estilo Arts&Craft en East Hamptons, la zona más exclusiva del estado de Nueva York, pasó a ser propiedad de John Vernou Bouvier, el abuelo de Jackie Kennedy, en la década de los años 20. Fue él quien le puso el nombre de Latasa, «lugar de paz» en nativo americano, precisamente lo que significó para Jackie durante los primeros años de su vida.

La que después fuera primera dama de los EE.UU. pasaba allí con su familia las vacaciones estivales disfrutando al aire libre, en contacto con la naturaleza y los animales, y donde, según se cuenta en sus memorias, aprendió a montar a caballo y adquirió el gusto por la lectura.

Muy cerca del mar, en la zona costera más exclusiva de la East Coast de Estados Unidos, y enclavada en una frondosa arboleda de tilos y olmos centenarios, la propiedad es una imponente mansión de dos pisos construida sobre un terreno de más de tres hectáreas por el arquitecto Arthur C. Jackson.

Considerada una de las casas históricas más bonitas de Estados Unidos, la mansión cuenta con ocho dormitorios, ocho baños, una espectacular cocina abierta, un imponente salón con chimenea, un enorme comedor con zona de desayuno aparte, rincones de lectura en diferentes zonas, una cabaña de invitados con dos dormitorios, la cabaña del cuidador, la casa de la piscina y un garaje para tres coches.

De elegante estilo Arts&Craft, el movimiento que plantó cara al frío industrialismo que había marcado el final del XIX, la mansión conserva la esencia clásica y señorial de comienzos del siglo pasado, con elementos que permanecen inalterados como los impresionantes ventanales, las estructuras con arcadas o las vigas de madera vistas.

Ya en el interior, Tom Ford tendrá que decidir si mantiene la impronta decorativa que dejó David Zander en la última renovación de la mansión, que la reformó y redecoró las estancias con ayuda del interiorista Pierre Yovanovick. Los nuevos jardines son una propuesta del paisajista Louis Benech y, según relataba el Wall Street Journal cuando la propiedad se puso a la venta el pasado mes de mayo, «Zander trajo en avión a un equipo de pintores de París para que pincelaran las paredes de las habitaciones con el trazo algodonoso que él prefiere».