
Ganar agilidad
Ganar agilidad
La agilidad es la capacidad de controlar la posición de tu cuerpo mientras cambias rápidamente de dirección en respuesta a un estímulo. Y para hacerlo de manera efectiva y segura, necesitarás tu equilibrio, coordinación, potencia y velocidad. Por eso es tan importante entrenar la agilidad, y más especialmente a partir de los 50 años .
Se trata de una cualidad esencial para ser buena en cualquier deporte, pero el entrenamiento de agilidad no está reservado solo a las atletas. La mayoría de las personas están acostumbradas a moverse en una dirección (hacia adelante), pero aprender a moverse 360 grados y reaccionar rápidamente a los estímulos puede ser beneficioso para la vida diaria.
Por ejemplo, l os padres y abuelos deben perseguir y agarrar a su niño pequeño que corretea detrás de ellos, los corredores ocasionales deben maniobrar rápidamente alrededor de los peatones y los excursionistas deben esquivar rápidamente las rocas caídas y las raíces grandes para evitar tropezarse.
Al incorporar regularmente ejercicios de agilidad en tu rutina, podrás reaccionar más rápido y moverte de manera más eficiente en respuesta a un estímulo, lo que a su vez minimiza el riesgo de lesiones. Si entrenas tu capacidad para moverte en distintas direcciones, tu cuerpo sabe cómo involucrar más músculos y responder rápidamente a algo que pueda venir hacia ti, por ejemplo.
Además d e disminuir el riesgo de lesiones, realizar ejercicios de agilidad también puede mejorar la coordinación. Más específicamente, el entrenamiento de agilidad puede aumentar la coordinación intramuscular, o la capacidad de reclutar todas las unidades motoras dentro de un músculo específico.
Poder recurrir a todas las unidades motoras disponibles te va a permitir generar más fuerza durante tu deporte o actividad. Y al practicar cambios rápidos de dirección, los ejercicios de agilidad también pueden mejorar el equilibrio, que es la capacidad para mantenerte erguida y estable.
Pero es que el entrenamiento de agilidad no es solo un ejercicio con beneficios físicos: también ayuda a mejorar la conexión entre el cuerpo y la mente. Dado que la agilidad implica controlar la posición y el movimiento de su cuerpo en respuesta a un estímulo, también apela a tus funciones cognitivas, incluido el procesamiento visual, el tiempo, la percepción y la anticipación.
Practicar ejercicios de agilidad enseñará a tu cerebro a controlar el cuerpo de manera adecuada y segura cuando se encuentre con un estímulo inesperado en la vida real, ya sea una lata que se cae de la despensa, una grieta que exista en la acera o una pelota lanzada por tu sobrino.
Rodillas altas es uno de los mejores ejercicios de agilidad que puedes hacer a los 50 años. Ponte erguida mirando hacia adelante con los pies separados a la altura de las caderas y los brazos a los lados. Lleva rápidamente la rodilla izquierda hasta la cintura, simultáneamente lleva el brazo derecho al pecho y avanza, asegurándote de mantener todo el cuerpo recto y alineado. Continúa alternando piernas y avanzando.
El ejercicio de Heisman es otro clásico para trabajar la agilidad. Comienza en una posición de pie con las rodillas levemente flexionadas y levanta la pierna derecha flexionada hacia arriba. Salta rápidamente a la derecha mientras levantas la rodilla izquierda flexionada hasta la altura de la cadera. Salta a la izquierda levantando la rodilla derecha a la altura de la cadera. Repite todas las veces que quieras.
Saltar la cuerda es otro ejercicio increíble para trabar la coordinación y el equilibrio con otro añadido: el trabajo cardiovascular que realizas, lo que pondrá tu corazón a trabajar de verdad sin que casi lo notes. Puedes saltar la cuerda en combinaciones de un pie, el otro o ambos juntos, a altas o bajas velocidades.