Puede que desconozcas los beneficios del yin yoga . Sin embargo, el yin, donde las posturas se ejecutan a un ritmo mucho más lento de lo que podrías estar acostumbrada, es una práctica que posee una multitud de aspectos positivos para tu bienestar físico y psicológico. Estos incluyen una mayor flexibilidad, una mejor salud, menos estrés y pensamientos más tranquilos.
De hecho, si quieres aprender a relajarte a través del yoga, el yin es un muy buen lugar para comenzar. La investigación ha demostrado cómo su práctica es efectiva para el estrés y la ansiedad. Todo lo que necesitas es desplegar una de tus mejores colchonetas de yoga y empezar a respirar.
Es probable que hayas oído hablar de variantes de yoga como vinyasa o hatha, pero tal vez el yin aún no esté en tu radar. La principal diferencia es que tiene un ritmo mucho más lento, lo que lo convierte en yoga ideal para principiantes. Es una práctica meditativa que ayuda a ralentizar tanto el cuerpo como la mente.
No hay velocidad y las poses generalmente se mantienen durante varios minutos a la vez. A diferencia de las prácticas tradicionales de yang, el yin yoga aprovecha los tejidos fríos del cuerpo; es decir, los tejidos conectivos, los ligamentos, los tendones, la fascia… Debido a que estarás en una misma posición durante más tiempo, procura estar cómoda y relajada.
El concepto de yin yoga consiste en posturas derivadas del hatha yoga tradicional que se complementa con varias influencias del yoga indio y el taoísmo chino, así como con conocimientos de la ciencia occidental sobre la estructura del cuerpo y la función de los órganos internos. Es profundamente espiritual, aunque para nada desdeña el aspecto físico.
Si bien al principio puede parecer más fácil que otras formas de yoga, tu cuerpo en realidad trabajará bastante aunque no te des cuenta. Es una de las mejores cosas. Te permitirá obtener mayores beneficios de cada sesión. Es una práctica reposada que desafía a las personas de maneras inesperadas, ya que mantienes las posturas durante periodos de tiempo más largos, tradicionalmente más de cuatro minutos por postura.
De esta manera, puede obligarte a quedarte quieta, promoviendo una especie de meditación y atención plena. Permite que el cuerpo se abra lentamente creando espacio para comenzar a observar la mente en quietud. Todo esto genera una paciencia y resiliencia interna que es fantástica para combatir las urgencias del día a día.
El yin yoga es realmente efectivo para ayudarte a relajarte y esta forma de yoga puede ser una de las mejores ayudas para dormir. Calma y equilibra la mente y el cuerpo, lo que a su vez reduce el estrés y la ansiedad. A nivel psicológico, las emociones enquistadas pueden llegar a liberarse.
Dado que el yin yoga propone un enfoque meditativo de tu vida interior en combinación con el uso de tu propia anatomía, estimulas los flujos de energía que ayudan a descansar la mente. Es ideal para preparar una jornada que prevés que va a ser dura y exigente, o también para inducirte al descanso al final de un día que ha sido especialmente agotador.
Además de actuar a nivel emocional y psicológico, el yin yoga también tiene un impacto físico. Todo el cuerpo se vuelve más flexible con la práctica regular. Al permanecer en las posturas durante mucho tiempo, los músculos acortados, los ligamentos rígidos, el tejido conectivo y la fascia anquilosada se revitalizan y se estimulan los músculos.
Es una gran práctica para estirar zonas concretas y superar molestias. Es posible que puedas localizar la tensión o el dolor en tu cuerpo y luego liberarlo específicamente a través del ejercicio al permitir que tu cuerpo y mente se suelten. Como los tejidos conectivos y los músculos se vuelven más flexibles, se convierte en una práctica perfecta a partir de los 50 años.
Mente sana, cuerpo sano. Y viceversa. Este estilo de yoga puede ayudar a mejorar la salud en general. Desencadena la liberación de la fascia, o tejido conectivo, que rodea todos los músculos, articulaciones y órganos del cuerpo, y también aumenta la circulación. Y ya sabes que esto conlleva la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Además, el simple acto de ralentizar la respiración puede activar el sistema nervioso parasimpático. Sus actividades incluyen la inducción a la relajación, la estimulación de la digestión y la activación del metabolismo. Es lo opuesto al sistema nervioso simpático, que impulsa la respuesta de estrés de lucha o huida. Así, el yin yoga es p erfecto si estás cansada o hiperestimulada y tienes demasiada energía, ya que te permite reducir la velocidad.
20 de enero-18 de febrero
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