entrevista con el maestro cafetero

James Hoffmann, experto en café: «La industria cometió un error al decir que el de especialidad era mejor»

Pionero y referente en el mundo del café de especialidad, el divulgador y empresario británico analiza los desafíos y posibilidades de una industria que ya es una moda indiscutible.

James Hoffmann, el hombre que más sabe de café y tiene más de dos millones de suscriptores en Youtube, disfrutando de su bebida favorita en una cafetería. / cinco tintas

Aloña Fdez. Larrechi
Aloña Fdez. Larrechi

Hubo un tiempo en el que James Hoffmann (Stafford, 1979) se subía cada mañana a su coche con un proyector, una pantalla y una cafetera comercial en el maletero. Su destino era cualquier ciudad del Reino Unido en la que posibles compradores hubiesen concertado una cita. Por aquel entonces, «a nadie le importaba mucho el café . A mí sí», explica tras su conferencia en el CoffeeFest 2025, celebrado recientemente en Madrid.

«Durante dos años, varias veces a la semana, trataba de que a la gente le interesara. Y eso fue bueno porque me aportó experiencia. Pero también porque, como dice el físico Richard Feynman, «para entender una idea necesitas ser capaz de explicársela a otra persona». Ese fue un factor motivador para mí: debía investigar para entenderlo y después compartirlo». Veinte años después, Hoffmann es conocido en todo el mundo como «el gurú del café».

Sus más de dos millones de suscriptores en Youtube han contribuido a afianzar su autoridad en la materia, pero también lo han hecho su experiencia como barista, empresario y escritor. En España acaba de publicar Atlas mundial del café (Cinco Tintas), una guía para aficionados a esta bebida y expertos, en la que combina un enfoque práctico con las técnicas de elaboración y tueste, desde una perspectiva global, recorriendo las principales regiones cafetaleras del mundo.

Una ola imparable

Lanzada en inglés en 2014, su autor opina que durante este tiempo el café de especialidad, de mayor calidad que el convencional y responsable de que locales enfocados en él hayan abierto en todo el mundo, ha dejado de ser «un producto de lujo, de nicho» para extenderse como una ola que no cesa. «Ahora hay más diversidad y más gente que solo quiere beber una buena taza de café».

Portada de Atlas Mundial del Café, el libro de James Hoffmann que acaba de publicarse en España. / Cinco Tintas

Pero también es consciente de que hay quien se resiste a esta moda porque lo considera demasiado caro o no ve posible el salto de calidad. «Creo que la industria cometió un error al decir que el de especialidad era mejor. No es mejor, nos gusta más. Pero si prefieres otra cosa, tienes tanta razón como yo. Lo que pasa con el de especialidad es que es capaz de muchas cosas. Siempre hay una oportunidad para descubrirlo», asegura el divulgador.

En cuanto a su coste, que puede duplicar al convencional tanto en grano como preparado, señala que «el café barato es caro porque tiene un coste humano. No me importa que el de especialidad sea un poco más caro, ya que eso es lo que necesita para ser sostenible».

En el Atlas Mundial del Café, James Hoffmann dedica unas páginas a explicar los secretos de cada una de las elaboraciones, del espresso al latte pasando por el capuccino. / cinco tintas

Con el cambio climático y la mano de obra como grandes desafíos de la industria, el experto advierte de la importancia que tendrá en el futuro « la explosión del consumo en China», donde se está bebiendo cada vez más. Algo que, unido a otros factores como el aumento de las importaciones en el país asiático y las compras locales en regiones históricamente importadoras, serán cruciales para el precio de este producto en el futuro.

Las preferencias del gurú

Lo que más sorprende de James Hoffmann es que, después de llenar el auditorio en el que ha impartido su conferencia y firmar su libro durante hora y media, no es un gurú radical. «El de filtro es muy interesante, y si le agregas leche puede que siga siendo delicioso», indica tras reconocer que la vertiente más purista del café de especialidad «es otro lugar en el que la industria se equivocó».

James Hoffmann en una cafetería londinense. /Anil Mistry

Eso sí, tiene claro que comprarlo molido es una pena porque «cuesta lo mismo que en grano y es peor». En cuanto a las cápsulas, las describe como «comida para microondas» y estima que son caras para lo que ofrecen: «Podrías hacer algo mejor con un poco de esfuerzo».

Incapaz de escoger un único origen cafetalero predilecto –«Es como los libros, nadie lee el mismo dos veces»–, el experto apunta que vale la pena buscar el boliviano y que Uganda también está produciendo un café muy interesante.

Hace una década consumía cuatro cafés diarios y, en la actualidad, los ha reducido dos porque, dice, le gusta mucho dormir. El de primera hora de la mañana es filtrado; disfruta del momento de prepararlo, pero también de beberlo. Una particular ceremonia que espera «con ansia» todas las noches, confiesa sonriente.