Cari Lapique, viuda de Carlos Goyanes, y su hija, Carla Goyanes, en el cementerio de Marbella. /
La inesperada muerte de su marido, Carlos Goyanes , ha hecho que la socialité Cari Lapique , una de las reinas del papel couché de los años 80 y 90 en nuestro país, viva uno de los momentos más tristes de su vida. El repentino fallecimiento ayer de su marido Carlos Goyanes, con el que llevaba casada casi medio siglo, ha trastocado su apacible vida de «abuelona» feliz.
Retirada de la vida social salvo excepciones e hija de vizcondes, vivió una juventud de «niña bien» como le correspondía con fiestas interminables y mucho glamour, puede presumir de haber vivido una bonita e intensa historia de amor con Carlos Goyanes, el conocido empresario que falleció ayer en su casa de Marbella.
Una trágica noticia que ha pillado a Lapique y a sus dos hijas, Caritina y Carla, totalmente por sorpresa. Y que ha convertido el que iba a ser otro verano familiar más en uno de los momentos más tristes que hayan vivido nunca
La conocida reina del papel couché, nacida en Madrid en 17 de julio de 1952, vivió una juventud incombustible como miembro de la jet set de entonces. Ya fuera en Madrid o Marbella, donde reinó muy especialmente, o en otros destinos de vacaciones de la aristocracia y el «pijerío» patrio como Mallorca o Sotogrande, Lapique siempre ha sido una mujer bellísima, estilosa y amante de la buena vida. Hubo un tiempo en el que también compartió protagonismo en la crónica social con sus hijas Caritina y Carla, y no hace tanto la revista Hola les volvió a dedicar un reportaje a las tres.
Hija de los vizcondes de Villamiranda –su madre fue una elegantísima socialité de los años 60–, y amiga de otras famosas de la jet nacional como Nuria González, viuda de Fernando Fernandez Tapias, Isabel Preysler y también de su querida hermana Myriam Lapique, viuda del empresario Alfonso Cortina, fallecido en 2020, Cari Lapique siempre ha sido una mujer muy disfrutona y amante de la buena vida.
Y se casó tan enamorada de su marido –el enlace tuvo lugar en Marbella en 1975, tres años después del divorcio de Goyanes y la cantante Marisol, su primera esposa–, que siempre ha luchado por superar los obstáculos que la vida le ha puesto por delante. Salvar su matrimonio con quien fue el gran amor de su vida ha sido una prioridad para ella.
Cari Lapique y Carlos Goyanes en una boda en Sevilla en 2017. /
Ni siquiera los cinco meses que Carlos Goyanes pasó en 1999 en la cárcel por un delito de narcotráfico hicieron mella en la pareja. Este contratiempo también lo superaron juntos y sirvió para que su amor fuera aún más fuerte. Desde entonces, Cari Lapique ha seguido disfrutando de la vida familiar y de las amistades y, sobre todo, de su faceta de «abuelona» feliz, un término con el que ella misma se identifica en su perfil de Instagram en el que, por cierto, es muy activa. Y es que las redes sociales también le dan mucha «vidilla» con sus más de 62.000 seguidores que adoran su espontaneidad y simpatía.
La viuda de Carlos Goyanes siempre ha presumido de tener una familia ideal en la que sus cinco nietos son su mayor orgullo. Igual ocurría con Carlos Goyanes, quien vivía también entregado al amor de los pequeños, y al de las dos hijas del matrimonio, quienes siempre fueron su gran apoyo. La mayor, Caritina, nació en 1976 y es propietaria de una conocida empresa de catering. La pequeña, Carla, nació en 1983, fue novia un tiempo de Fran Rivera y estaba muy bien relacionada con otros famosos nombres que, como ella, formaban parte del exclusivo grupo de cachorros de la jet.
Pero tras esos años de gran actividad y presencia en la prensa del corazón, las tres mujeres de la vida de Carlos Goyanes –su esposa y sus dos hijas– reenfocaron sus vidas hacia ámbitos más privados. Caritina se casó con Alfonso Matos con quien tiene dos hijos, Pedro y Cari. Por su parte, Carla acabó casándose en 2011 con Jorge Benguría y la pareja tiene tres hijos: Carlos, Santi y Beltrán. La hija menor del matrimonio Goyanes Lapique se dedica a la inmobiliaria fundada por sus propios padres y a la crianza de sus hijos, y lleva años en los que apenas aparece en la prensa del corazón salvo excepciones como los bautizos y comuniones familiares.
Cari Lapique, con dos de sus mejores amigas: su hermana Myriam, viuda de Alfonso Cortina (de azul) y Nuria González, viuda de Fernando Fernández Tapias. /
Una nueva vida que también encaró Cari Lapique, la matriarca, que a sus 72 años recién cumplidos llevaba hasta ahora una existencia tranquila junto a su marido Carlos Goyanes, quien cumplió 79 años a principios de este año y había pasado varios baches en su salud. Su fallecimiento ha trastocado para siempre la vida apacible, disfrutona y familiar de Cari. Pero seguro que el amor de sus cinco nietos, su mayor orgullo, y de sus hijas y yernos, además de todos sus amigos y seres queridos, que son muchos, le darán la fuerza suficiente para poder superar la triste pérdida de quien fue el gran amor de su vida
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