Aniversario

Carmen Ordóñez: una vida marcada por tres muertes y su premonición de que no llegaría a cumplir 50 años

Este 23 de julio se cumplen 19 años de la muerte de Carmen Ordóñez, una de las figuras más relevantes de la crónica social desde hace décadas.

Carmina Ordóñez el día de su boda con Paquirri. / / dr

Juanra López
Juanra López

Son varias las ocasiones en las que Carmen Ordóñez manifestó que no creía que cumpliría 50 años. Una profecía que, desgraciadamente, acabó cumpliéndose, pues la divina, apelativo que se le dio en la prensa del corazón, fue encontrada muerta en la bañera de su domicilio madrileño el 23 de julio de 2004. Una noticia que causaba una enorme conmoción por lo inesperado y por la enorme popularidad de la que seguía gozando, aun encontrándose en un momento vital delicado.

Carmen Ordóñez dejó para la memoria colectiva una belleza espectacular , que la situó, sin haberse presentado a ningún concurso, como una de las más guapas de nuestro país durante décadas. También acuñó frases que ahora denominaríamos virales como «a mí plim, soy Ordóñez Dominguín» o «estoy divinamente». Cómo olvidar tampoco un enfrentamiento televisivo con el peluquero Ruphert, cuando se negó a que le tocara su pelo y este le espetó que «de aquí en adelante, te va a ir muy mal».

Carmen o Carmina, como se le conocía popularmente, tenía mucho sentido del humor y encaró este desagradable momento en la pequeña pantalla tirando de ironía, la misma que utilizaba para poner motes a las personas de su entorno, siempre sin la intención de ofender. Mujer carismática, como demostró en los platós hasta casi los últimos momentos, en el programa A tu lado del que era colaboradora, tuvo una vida aparentemente fácil, pero marcada por pérdidas que a ella le dejaron cicatrices imborrables.

La prematura muerte de su madre, víctima de un cáncer, marcó profundamente a ambas hermanas Ordóñez

La primera de ella fue la de su madre, Carmen Cristina González Lucas, conocida como Carmina Dominguín, en agosto de 1982, víctima de un cáncer, a los 54 años. Carmen tenía sólo 27 y para ella fue un golpe terrible que le marcó profundamente, como también tuvo en 2002 un enorme impacto en ella el fallecimiento de su tata de toda la vida, Elena Linaza. Tanto para ella como para su hermana menor Belén, que murió a consecuencia de un enfisema en agosto de 2012.

Tanto Carmen (o Carmuca, como le llamaban en la intimidad) recibieron una educación exquisita, eran bilingües en francés y crecieron no sólo rodeadas de la saga taurina a la que pertenecían, sino de intelectuales amigos de su padre, el gran torero Antonio Ordóñez. Así, conocieron a figuras emblemáticas como el premio Nobel de Literatura Ernest Hemingway o al mítico director de cine Orson Welles, cuyas cenizas reposan en la finca El Recreo de San Cayetano, cerca de Ronda.

El 19 de noviembre de 1998 falleció Antonio Ordóñez, tras una larga enfermedad. Se había casado en segundas nupcias con la funcionaria madrileña Pilar Lezcano. Un matrimonio que no se tomó nada bien Carmina, como reconoció su hijo, Julián Contreras jr. en el programa Lazos de Sangre: «Mi madre todo lo recibió como un ataque y propósito de desplazar a mi abuela, como si Pilar Lezcano le hubiera robado a su madre».

La muerte de Paquirri y el origen de una lucha sin cuartel por la herencia del torero

Otro shock para Carmina fue la muerte en la plaza de Pozoblanco de su exmarido, Francisco Rivera Paquirri, a manos de un astado que respondía al nombre de Avispado, en la plaza de Pozoblanco, el 26 de septiembre de 1984. Las imágenes del torero entrando en la enfermería, consciente de la gravedad de su cogida, están grabadas a fuego en el imaginario colectivo. Aunque su matrimonio había sido anulado, lo que permitió que se casara con Isabel Pantoja ante el Cristo del Gran Poder, fue un hombre fundamental en su vida, padre de sus dos hijos mayores, Francisco y Cayetano .

Carmina y Paquirri, el día de su boda. / gtres

Después de la muerte de Paquirri, lejos de establecerse una comunicación entre las dos mujeres más importantes de su vida (con permiso de otras parejas ocasionales del torero como Bárbara Rey o Lolita Flores), se produjo una guerra sin cuartel por la herencia, que a día de hoy no se ha resuelto.

Recordemos que Francisco y Cayetano Rivera llevan reclamando una serie de capotes y enseres de su padre, que, según Kiko Rivera, estarían en Cantora, la finca que comparte en términos de propiedad con su madre, Isabel Pantoja . La tonadillera ha negado este extremo y pese a varios requerimientos notariales no se ha producido ningún movimiento al respecto. Como cantaba Julio Iglesias, la vida sigue igual.