Carolina Adriana Herrera y su madre, Carolina Herrera. /
Carolina Adriana Herrera iba paseando por Nueva York a los 12 años y se topó con un autobús que la impresionó. No fue por sus colores ni por su tamaño, sino por lo que llevaba escrito, su nombre: Carolina Herrera. Luego se dio cuenta, en realidad era el nombre de su madre. Comenzaba su salto a fama, pero eso no les impidió crear entre ellas una relación de misterio a la par que mundana (con diferencias y el choque de sus personalidades).
A sus 53 años y con su propia fortuna , la venezolana pasea por ARCO con su nuevo novio (superado su matrimonio con El Litri ), y ya parece haber comprendido la magnitud de aquel anuncio. Es hija de una de las diseñadoras de moda más reconocidas mundialmente. Una mujer que fundó su propia casa en 1981 con sus propias normas, decidida, e incluso polémica. Una persona que pasó por el Studio 54 entre personajes como Andy Warhol o Mick Jagger.
A la hija la llaman Carolina Herrera Jr. o Greta Garbo, como se refiere a ella su madre, quien le atribuye el nombre porque le gusta mantener ese halo de « misterio». La palabra, escogida minuciosamente, representa la relación de las dos. Confianza, cariño, pero siempre con esa distancia sugerente, como la ropa y los perfumes que defienden.
Carolina Herrera tuvo cuatro hijas; dos con su primer marido, Guillermo Behrens (Mercedes y Ana Luisa), y otras dos con Reinaldo Herrera (Patricia Cristina y Carolina Adriana). A todas las educó con los mismos valores que ella misma heredó, como comentó en una charla con Magazine Digital: «respeto, amor y honestidad».
Las declaraciones de la diseñadora son tajantes. En 2020 revolucionó las redes con una frase que soltó al Daily Mail: «A partir de los 40, ni melena ni bikini ni minifaldas». Y siguió: «Nada envejece más a una mujer que fingir que todavía es joven».
«Mi madre y yo somos muy diferentes», ha afirmado en una entrevista con la revista Vanity Fair. Lo son, por ejemplo, en sus inicios laborales. La hija era una entusiasta de las ciencias, una carrera que estudió y le permitió trabajar en un laboratorio.
Carolina Herrera (centro) y sus hijas Patricia (izquierda) y Carolina Adriana (derecha) /
Un lustro después su vida había dado un vuelco. Decidió adentrarse en el mundo del cine y la televisión. Fue su atajo para no vivir encerrada en su laboratorio. Pero ese no fue su último giro laboral, actualmente es la directora creativa de The House of Herrera Fragrances, la división de Carolina Herrera dedicada a la creación de los perfumes.
En público, las dos muestran su amor por la elegancia y la autenticidad, contra lo manido, los clics y la sobreeexposición. La madre se niega a ceder su intimidad a las redes sociales. La hija las mantiene privadas.
Ante la banalidad, ofrecen mucha clase. Lo cumple Carolina Adriana ante las preguntas infantiles e inocentes que le han planteado los tres hijos (Olympia, Miguel y Atalanta) que tuvo con el torero Miguel Báez, El Litri. Uno le confesó que en el colegio decían que era famosa, que qué quería decir. Ella fue tajante ¿las razones por las que en su casa no se usa esa plabra? Es una «horterada».
Para ella siempre ha sido importante cultivar un mundo interior. «La realidad no puede estar basada en la banalidad», le contó a Mujerhoy hace unos años. Y ese mismo principio se lo propone a sus hijos. Sobre todo, en un mundo invadido por las rede sociales.«Yo parto de decirles siempre que todo es falso. Puedes manipular tu vida como quieras en una foto. Eso lo sé porque yo lo he hecho, no es un misterio para nadie», aseguró a Mujerhoy. «Lo más importante es que no sean ganado, que no vayan detrás de todo lo que ven. Que lo usen como información, igual que se lee un libro o se ve una película. Algo que después tienen que asimilar a su propia vida», concluía en su entrevista a Mujerhoy.
Carolina Herrera y su hija han labrado una relación intensa. Cuando Carolina habla de trabajar junto a su progenitora, siempre incide en que el paso fue muy natural. Que si ella no hubiera estado, habría sido otra hermana. Pese a ser hija de una mujer tan relevante, puntualiza que jamás ha vivido a la sombra de su madre. Al contrario. La diseñadora ha asegurado que confía plenamente en sus hijas (Patricia trabaja en la moda en Nueva York) proque siempre le dicne lo que piensan.
Carolina Adriana Herrera y su ex marido, Miguel Báez, El Litri.
En su caso, Carolina Adriana construyó su propio retrato olfativo a partir de sus memorias. Recordó aquello que relacionaba con su madre, con su vida, y lo mezcló con otros nuevos.
Carolina Adriana prefiere la faceta más íntima de la diseñadora, cuando está relajada. Alguna vez ha confesado que no es consciente de su importancia a nivel internacional, una fantasía que se rompe en instantes concretos. «Me doy cuenta de que mi madre es alguien a quien admiro. Son momentos puntuales y pienso ¡Guau, es Carolina Herrera, un icono!».
El trabajo ha sido una de las liberaciones para la hija cuando se separó después de 13 años del torero Miguel Báez, El Litri. La ruptura fue amistosa, en 2017. Por eso, nadie se extrañó cuando Carolina Herrera viajó el año pasado a España solo para darle el pésame al diestro, que había perdido a sus padres , Miguel Báez Espuny y Concha Spínola, con tan solo 15 días de diferencia.