LA BORBÓN MÁS VALIENTE Confidencias con María Zurita: la pasión por su hijo y sus padres, su infancia en la familia real y cómo su Teckel le salvó la vida

María Zurita, hija de los duques de Soria, debuta en la literatura infantil, concilia su maternidad con su empresa y se abre camino en la televisión. Hablamos con ella sobre todo eso.

Juanra López

Era una de las grandes desconocidas de su familia por voluntad propia, porque siempre ha sido muy discreta con su vida personal, pero desde que se convirtió en concursante de MasterChef Celebrity tuvimos oportunidad de descubrir a María Zurita en esencia, sin cortapisas ni líneas rojas.

Tal fue su aceptación por parte de la audiencia que ahora es también reportera del programa matinal de TVE Ahora o nunca. Pero donde ha dado un paso al frente definitivo ha sido en el cuento ilustrado Mi mamá y yo somos una familia feliz (HarperCollins Ibérica).

La hija de los duques de Soria cuenta en él su historia personal y la de su hijo Carlos, que cumplirá cinco años el próximo 29 de abril, con un ligero toque de ficción. Una edificante historia cuyo título resume a la perfección, según ella misma admite, el momento vital que atraviesan: « Está siendo una época muy feliz, tranquila, sin grandes alborotos y disfrutando de cada segundo. A la edad que tengo, ya me doy cuenta de que pasa muy rápido y de que hay que disfrutar cada segundo».

Tiene una presencia crucial en esta historia Zeta, su perra Tekel, fielmente retrataba también en las ilustraciones de Patricia Carcelén: «A la perra le debo que me haya sacado el instinto de maternidad, que no lo tenía, y sobre todo que nos salvó la vida la noche del parto. Me despertó porque notó algo extraño. Tuve un desprendimiento de placenta con sangrado y fue entonces cuando me di cuenta de que tenía que ir urgentemente al hospital. Tengo un doble agradecimiento a ella así que tenía que tener un protagonismo muy marcado en el cuento».

Se ha generado un intenso vínculo afectivo entre Carlos, cuyo nacimiento se adelantó y tuvo que estar hospitalizado durante dos meses, y Zeta, que en ningún momento sufrió el síndrome del príncipe destronado (en este caso, princesa): «Carlos la quiere muchísimo. A veces se pelean porque la perra coge alguno de sus juguetes, como ocurriría entre hermanos, que al final es lo que son. Se llevan fenomenal. Está aprendiendo gracias a ella a amar a los animales, a respetar y a empatizar».

Cómo ha afrontado María Zurita la maternidad en solitario y qué espera del futuro de Carlos

María Zurita se enfrenta ahora al reto diario de los cambios y necesidades de su hijo, como todas las madres, y lo hace con entusiasmo: «El aprendizaje con Carlos y cualquier hijo es continuo. Vas aprendiendo conforme pasan las etapas. Ahora estamos en una muy dulce: ya habla, empieza a leer, a escribir... Es una etapa muy bonita. Cuando lleguen los deberes y no los haya hecho comenzará otra más complicada».

A propósito de los rasgos de carácter que van emergiendo en el niño nos cuenta que «es un santo, es buenísimo, es muy obediente, muy tranquilo. Se concentra muchísimo. Es lo contrario del TDH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). Cuando se concentra no hay quien le saque de ahí. Si está haciendo un puzle, hasta que no lo termina no se levanta. Además, ordena todo. El otro día me senté a tomar algo con mi hermano y al levantar la vista había organizado todos los azucarillos en la mesa. Tiene esas cosas, es muy gracioso. Es tan bueno que me lo hace muy fácil».

Es prematuro aventurarse a sacar conclusiones sobre las inquietudes de Carlos, pero su madre tiene muy claro cómo quiere que sea el futuro del pequeño: «Es muy pequeño, tiene cuatro años. Le veo que es muy ordenado y muy bueno con los números. No se le dan bien la bicicleta o el patín, pero la raqueta y el fútbol sí. A lo que se dedique, bienvenido sea y que sea feliz».

No se tomó a la ligera la sobrina de Juan Carlos I y prima de Felipe VI traer al mundo a un hijo y en solitario. Por eso ha dejado todo muy atado, incluso designó ante notario a dos tutoras para el pequeño por a si a ella le ocurriera algo, y celebra que hubo un antes y un después de la llegada del primer y único nieto de la infanta Margarita y el doctor Carlos Zurita.

«Lo tuve que pensar mucho. En la maternidad no puede haber prisa, es una decisión trascendental. Hay que pensárselo mucho y bien. No es un capricho. Es muy difícil, es para toda la vida y te condiciona para siempre. Es una restricción de tu libertad importante, pero en mi caso es también lo mejor que me ha pasado por encima de cualquier cosa. Es un acto de amor con muchísima responsabilidad», asegura.

Son siete las veces que María tuvo que iniciar el proceso para tener a su hijo Carlos, pero se armó de paciencia y evidenció una enorme fortaleza para lograrlo: «Como decía un amigo mío, el mundo es de los pesados, hay que seguir y seguir y seguir para conseguir las cosas, porque si tiras la toalla a la primera no logramos nunca nada. Sí, soy muy perseverante. Cuando las cosas son buenas y tienen que ser acaban saliendo».

A sus 47 años, María Zurita se encuentra en plenitud y la contribución de su hijo para llegar a esta circunstancia es esencial: «Es algo que te condiciona para siempre, pero a mí me encanta. Me ha cambiado las prioridades, veo la vida de otra manera, la vivo más intensamente, me rejuvenece. Te hace ser mejor persona, porque al final tratas de ser el mejor ejemplo para tu hijo».

Cómo es la convicencia de María Zurita y su hijo Carlos con los duques de Soria

No perdió de vista María ante su debut en la literatura infantil que este cuento no solo lo leerían los niños, también los padres, a los que es fundamental que llegue el mensaje que pretende trasmitir: «Es un libro importante para que las familias tradicionales puedan entender y explicar a sus hijos que existen familias no convencionales y que no pasa nada. Que bienvenidas sean. No hay familias perfectas. ¡Cuántas familias tradicionales se han roto, están a leches y utilizan al niño de objeto de sus peleas! Lo importante es que el niño se sienta amado y protegido, da igual quien cumpla este cometido, dos papás, dos mamás, una o media. Mientras el niño sienta eso y esté feliz da igual».

María Zurita, en una imagen junto a sus padres la infanta Margarita y Carlos Zurita. / GTRES

María volvió a la casa de sus padres en 2016 y los duques de Soria están viviendo con felicidad la presencia de su nieto Carlos, algo que no es habitual en otros modelos de familia: «La relación con los abuelos con el niño es maravillosa. Me dejan mi espacio, si yo digo una cosa, es esa. No se meten en la educación o en la toma de decisiones que yo haga. Son dos súper abuelos. Además, disfrutan de él las 24 horas, es una gozada. Los abuelos normales suelen ver a sus nietos cuando están de visita y no suele ser el mejor día de los abuelos o del niño porque igual no ha dormido bien la siesta o está cansado o al abuelo le duele la cabeza. Ven a Carlos cuando está bien, cuando está mal, en todos los momentos».

Uno de los pasatiempos compartidos entre los abuelos y el nieto es ver la televisión: «Mis padres son muy de concursos y de reportajes de animales. Pasapalabra en concreto lo ven mucho, Carlos lo ve con ellos y le encanta». Y quien está disfrutando también muchísimo es su tío Alfonso, padrino de Carlos, que también vive con sus padres y su hermana, y es padrino de niños.

Licenciado en Ciencias Políticas y con un master en Relaciones Internacionales, es el más desconocido de la familia. De hecho sus apariciones públicas suelen estar relacionadas con la publicación de los libros de economía, destinados fundamentalmente a un entorno académico. «Mi hermano es muy niñero, se lo lleva a la habitación y juegan, se les oye reírse…Tienen una relación excelente», nos cuenta María.

La casa de los duques de Soria podría ser una torre de Babel, porque la infanta Margarita habla nueve idiomas y María seis, pero «con el niño utilizamos el castellano, porque ya va a un colegio británico y ya le hablan en inglés ocho horas al día. Los psicólogos dicen que es mejor que cada persona le hable en un idioma. Puesto que vivimos en España decidí hablarle en español y en el colegio en inglés. Cuando podamos le meteremos otro idioma e iremos viendo, hasta los que podamos.»

Y añade con humor, a propósito de una madre tan políglota como la suya: «Algunos de los idiomas sé por qué los habla, pero los tres últimos, sueco, danés y noruego, no tengo ni idea del motivo. Nunca lo he entendido».

La admiración de María por sus padres, la infanta Margarita y Carlos Zurita

María habla con mucha admiración de su madre, de quien destaca «su afán de superación, su increíble tesón, su no tirar la toalla nunca. Jamás se ha puesto barreras, yo creo que por eso mi hermano y yo no nos las hemos puesto. Mira que ha tenido complicaciones en la vida… Mucho más ahora con la silla de ruedas, pero ella no deja de hacer nada por las limitaciones que la vida le ha puesto. Es impresionante. Para nosotros es un ejemplo de tenacidad y de constancia diario. Es una maravilla. La relación que tiene con Carlos es maravillosa».

El propio Carlos llevó con naturalidad la invidencia de su abuela desde el primer momento, porque todos en la familia tienen claro que «cuando no le das importancia a algo no la tiene. El niño ha visto que todo el mundo la ayudamos y él también lo hace, no va a ser menos. Igual que cuando ve limpiar la casa coge un plumero».

Su padre, Carlos Zurita, un hombre muy discreto y culto, ha sido un médico de reconocido prestigio especializado en el aparato respiratorio y circulatorio (también lo fue su padre, abuelo de María). Desde su boda con la infanta Margarita el 12 de octubre de 1972 en Estoril, adquirió una relevancia pública a la que supo adaptarse a la perfección. No es de extrañar que su hija subraye estas cualidades suyas: «Mi padre ha tenido siempre un gran respeto por todo, ha tratado con gran cariño a mi madre, ha tenido paciencia infinita con muchísimas cosas y ha sabido estar siempre en un segundo plano, que eso es muy difícil de conseguir. Se me ocurren infinidad de cosas para enumerar».

Cómo fue la infancia de María Zurita junto a sus primos, el rey Felipe y las infantas Elena y Cristina

Resulta inevitable echar la vista atrás y le pedimos a María que rememore con nosotros como fue su niñez y responde, categórica: «Tuve una infancia súper feliz. Éramos una familia mucho más grande entonces, hacíamos cosas en familia, incluidos mis tíos y mis primos. Ese tipo de cosas las echamos de menos, pero Carlos está viviendo algo parecido en casa.»

En cuanto a sus primos maternos, Felipe VI y las infantas Elena (con la que nos comenta que tiene la relación más estrecha en la actualidad), y Cristina, señala: «Son mucho mayores que yo, mi prima Elena tiene doce años más que yo, Cristina diez y don Felipe siete, no te creas que me hacían mucho caso. He sido la pequeña de la familia e iba siempre detrás. Nuestra relación fue más frecuente después, porque me fui a estudiar a Inglaterra con 13 años y volví con 17».

Una experiencia similar a la que está viviendo la princesa de Asturias, hija de su primo Felipe VI, en el UWC Atlantic College de Gales, que para ella fue muy enriquecedora: «Aprendes otra cultura, otra forma de vivir y otra forma de expresarte, a buscarte la vida solo, que también es importante».

No en vano, estas vivencias han dejado impronta en su carácter y su sentido del humor: «Es muy inglés. A mí me hace mucha gracia, pero no sé si la gente lo entiende».

MAría Zurita, en una imagen de su paso por MasterChef. / rtve

Zurita está encantada con su nueva faceta televisiva, qué, además, le permite disfrutar de algunas de sus grandes aficiones: «Estoy muy contenta. Los reportajes de ahora son mucho menos estresantes que MasterChef, que era un horror en el buen sentido. Fue una experiencia única, que agradezco, que he vivido con muchísimo gusto, pero es un programa con mucha tensión y muy cansado. En el programa Ahora o nunca estoy feliz porque estoy mezclando mi gran pasión que es la gastronomía, con la segunda, que es la Historia. Todo lo que sea ayudar a la gente a entender la Historia de nuestro país y encima a través de la gastronomía, mejor que mejor. Son reportajes muy cortitos, pero con mucha información».

Ponemos también sobre la mesa el uso de las redes sociales y le hace reír la palabra influencer aplicada a ella. Tiene más de 80.000 seguidores en Instagram, pero no pierde de vista el uso que quiere dar a esta plataforma: «Sigo a personas que me inspiran y mucho tema de viaje y gastronomía. El resto no. Cada uno elige lo que más le llama la atención. Yo elijo las redes un poco para contar mi vida, muy por encima, y para seguir cocinando, que es lo que me entretiene. Cada sábado pongo una receta que intento sea sencilla de hacer en casa.»

El pasado febrero se cumplieron 21 años desde que arrancara su andadura empresarial con Zesauro Traducciones, en la que tienen por bandera la rigurosidad en el trabajo que realizan y la confidencialidad de quienes requieren sus servicios de traducción: «Son ya tantos años los que llevamos juntos que somos más una familia que una empresa. Somos casi los mismos que cuando empezamos. Estoy muy contenta. Sigo intentando conseguir clientes nuevos, mantener los que tengo y facilitar a todos los empleados incluida yo el teletrabajo para que puedan estar conciliando con sus familias»

Le recordamos la canción Gracias a la vida de Violeta Parra y María admite que también se siente privilegiada por cómo la ha tratado: «Ahora tengo muchos sueños cumplidos, pero ya irán viniendo nuevas ilusiones. No digo que no a nada, pero no me planteo otras cosas, porque tengo mucho sobre la mesa. Si me surge un proyecto nuevo y me hace ilusión lo haré porque con el tiempo es cuestión de organizarse. No tengo ningún sueño no cumplido».