acoso royal
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Para dar carpetazo al 2022, algunos de los personajes más polémicos del panorama han querido compartir sus versiones; Corinna Larsen contra Juan Carlos I y el príncipe Harry junto a Meghan Markle. Los dos casos comparten elementos: poder, realeza, traiciones y la participación sin escrúpulos de la prensa. Por eso, la empresaria alemana se ha sentido identificada con la duquesa de Sussex.
El documental Harry y Meghan y el podcast Corinna y el rey han abordado las tremendas presiones de los medios de comunicación. Hasta el punto de que el duque de Sussex ha asegurado que la pérdida de su hijo nonato se produjo a causa de las presiones ejercidas por un diario británico. «Creo que mi esposa sufrió un aborto espontáneo por lo que hizo el Mail On Sunday. Yo lo vi todo desde primera fila», asegura el hijo pequeño de Carlos III y Diana de Gales.
El desencadenante fue la publicación de una carta íntima que Meghan había escrito a su padre, Thomas Markle. La estadounidense de 41 le pedía que rechazara conceder entrevistas, para dejar de estar en los titulares.
La duquesa ha tenido que vivir con una mirada acusadora, una cámara constante que la ha llamado manipuladora. Mientras que consideraba a Harry como una víctima (él lo ha desmentido categóricamente, e incluso ha comparado el acoso que ha recibido su mujer con su madre, Diana de Gales). La misma sensación injusta la ha padecido Corinna, la ex amante del rey (como ella misma se define).
La alemana de 57 años cuenta en el episodio 8 de Corinna y el rey que los medios seguían su historia «con fervor». ¿Quién era esa mujer enigmática que tan presente estaba en la vida del emérito? Querían conocer todos los secretos de la relación, que duró de 2004 a 2009.
Según Corinna, los periodistas querían desacreditarla. Los medios iban más allá del polémico regalo de 65 millones de euros que el entonces rey quiso trasferir a su amiga, como obsequio y signo de amor (aunque luego quiso recuperarlo).
«Corinna hasta se compara con la mismísima duquesa de Sussex, Meghan Markle. Otra de las víctimas favoritas de los tabloides británicos», describe la narradora del podcast, la actriz Laura Gómez. «Efectivamente, yo era parte de un espectáculo de circo, uno muy dañino en el que yo era el poni del espectáculo», compara Corinna.
La prensa ha insultado de diversas formas a la ex mujer de Philip Adkins y el príncipe Casimir Zu Sayn-Wittengenstein. Por ejemplo: Asesina de elefantes, bruja malvada o dama ansiosa de dinero e influencias. El más grave lo profirió el periodista Alfonso Ussía: «Profesional del sexo. Y para colmo, recauchutada. La insuperable golfa». En la misma línea, Fernando Martínez Vidal, el concejal de Vox de la Comunidad de Madrid, puso un tuit la palabra «zorra» para calificarla. Añadió, para jutificarse, la definición exacta que aparece en la Real Academia Española (RAE) y que describe al animal.
La empresaria señala un motivo aparente de toda esa inquina. «Por supuesto, para los medios es mucho más efectivo tener como mente criminal a una mujer rubia que a un grupo de hombres de mediana edad».
Por su parte, a Meghan la han llamado envidiosa, ambiciosa, falsa con el príncipe Guillermo y su mujer, Kate Middleton. Se metió hasta Donald Trump, el ex presidente de Estados Unidos: «No soy un fan suyo y ella probablemente ya lo sabe. Le deseo mucha suerte a Harry porque la va a necesitar».
Uno de los casos más polémicos fue cuando el presentador Piers Morgan fue despedido de Good morning Britain, el programa líder de las mañanas de Reino Unido, por sus duras críticas a la pareja. A Meghan la llamaba princesa Pinocho.
No obstante, años atrás la había defendido. «Meghan Markle es la princesa perfecta», describió en una columna. El motivo del cambio de actitud lo expone El País: Morgan y la duquesa habían sido amigos antes de que ella conociera el príncipe.
Hubo un cambio de «princesa perfecta» a «arribista despiadada» cuando ella decidió dejar de llamarle. «Ha pasado la mayor parte de los últimos 20 años haciéndose amigo de gente y, cuando ya no le sirven para nada, los borra de su vida con un 'adiós, perdedor'. Lo sé porque yo fui uno de ellos», reconoció en una ocasión.
El estreno del documental de Meghan y Harry ha supuesto nuevas críticas. La prensa de internacional, pero sobre todo la del Reino Unido, han sentado cátedra. Pese a que la mayoría tacha a los episodios de insulsos, con poca información añadida, juzgan la intención de dañar a la monarquía.
Daily Mirror llama a la creación de Netflix « circo real», y considera que la pareja falta el respeto de la memoria de Isabel II, fallecida hace tres meses. The Sun expone la tristeza de los Windsor. Incluso un ministro británico, los ha tildado de «completamente irrelevantes para este país». Simplemente, los ve como «una pareja con muchos problemas».
Por su parte, The Mirror se ha dedicado a desmentir las afirmaciones falsas. Por ejemplo, ¿cómo es posible que la ex actriz no supiera quién era el hijo menor de Diana de Gales si en una entrevista le habían preguntado si se quedaba con William o Harry? (Ella, menos mal, había preferido al segundo).