El mayor costalazo para Corinna Larsen : Juan Carlos I ha logrado la inmunidad en el Reino Unido por la demanda de acoso de la empresaria. La alemana, de 57 años, probó con contar su versión sobre la relación que tuvo con el emérito en el podcast Corinna y El Rey, denunció la presión a la que se vio sometida tras la ruptura y se expuso ante los medios; pero el veredicto no ha sido favorable para ella.
La Corte de Apelaciones de Inglaterra y Gales ha otorgado la inmunidad al padre de Felipe VI. Este es el final de un tira y afloja en el que llevan años enfrascados, según ha publicado la Cadena Ser. La ex amante de Juan Carlos (como ella misma ha admitido) demandó en 2020 al Borbón y al Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
Ante la oleada de contenido que la cita, Corinna Larsen ha contratado los servicios de una empresa que aclare algunos puntos de su situación. Se ha puesto en las manos de Tancredi, el gabinete de relaciones públicas internacional que ya negó la implicación directa de Corinna en el podcast mencionado y señaló como última responsable a la iniciativa Project Brazen.
En esta ocasión, destacan que la inmunidad es solo entre 2012 y 2014, antes de su abdicación. «La mayor parte de la demanda de Corinna se refiere al acoso que supuestamente se produjo después de la abdicación de Juan Carlos en junio de 2014. Por ello, la demanda de Corinna continuará ante el Alto Tribunal«, aseguran en un correo.
Los abogados alegaron que el motivo de que la mujer alzara la voz eran las coacciones. Se quería evitar que Corinna hablara de la infidelidad, un romance que acabó en 2009. Según Corina, el rey quería salvarse de polémicas y para ello tenía en plan de quitarle prestigio, restarle importancia a sus palabras.
Corinna defendía que la tenían bajo control, con una vigilancia constante. También que ella se había negado a devolverle los 65 millones de euros que supuestamente le había regalado el emérito en 2012. No obstante, según el gabinete contratado por la alemana, ella ofreció devolver ese presente, pero él «se negó porque habría que declararlo a la Hacienda española».
Ese movimiento bancario, presumiblemente altruista, quedó impregnado por una neblina. Algunos consideraban que se lo entregó para esconder el dinero, aunque la ex mujer del príncipe Casimir zu Sayn-Wittgenstein defiende que era sin intereses ocultos, por mera gratitud. De ser así, ese cariño ha quedado empañado. Solo queda un pulso de poder.
Corinna Larsen recuerda en el pódcast cómo fueron sus inicios con el marido de la reina Sofía, un primer contacto romántico que acabó en desgaste y hostilidad. Se conocieron en una cena y, según ella, todo fluyó con naturalidad porque Corinna sabía tratarlo como a un igual.
La alemana era un pez y las altas esferas, el agua. Había estado casada con un reconocido empresario, Philip Adkins, con quien tuvo a su hija Anastasia. También con un príncipe germano, Casimir zu Sayn-Wittgenstein, padre de su hijo Alexander. Al emérito le atrajo su seguridad; muy pronto ella le enseñó todos sus conocimientos de caza, uno de los pasatiempos favoritos de Juan Carlos.
De esas primeras miradas pasaron a las citas, después ella se mudaba por temporadas al ex pabellón de caza de Franco, en El Pardo. Allí jugaron a crear una vida paralela; una realidad en la que el hijo de Corinna llamaba «papá» a Juan Carlos.
El rey, por su parte, se paseaba en pantalones cortos, hacía barbacoas, se ponía la gorra hacia atrás y ayudaba a Alexander. Hasta llegó a reconocer que lo había consentido más que a sus propios hijos, el rey Felipe VI y las infantas Cristina y Elena.
La aristócrata alemana, que hasta celebraba navidades paralelas para contentar al rey, se cansó. Dio comienzo la segunda parte de la historia. Ya no le conmovían las adulaciones de Juan Carlos, quien le llegó a regalar un anillo de compromiso. Comenzó un combate, y coincidió con el descenso de la popularidad del monarca.
Corinna, su hijo y su primer marido acompañaron a Juan Carlos a Botsuana cuando se cayó y tuvo que ser intervenido de urgencia. El pistoletazo que señaló el comienzo del caza también anunció una crisis que hizo a Juan Carlos abdicar, salir del país y mudarse a Abu Dabi. Y continúa resonando: aún tiene que apagar los fuegos de Corinna Larsen (que no parece darse por vencida con facilidad).
20 de enero-18 de febrero
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