La «situación extraña» de la infanta Elena en su cumpleaños: por qué sigue sujeta a los dictados de Casa Real, aunque vive al margen de Zarzuela

Nada indica que el 61 cumpleaños de la infanta Elena deba ser distinto a casi todos los que ha vivido en los últimos años: una celebración estrictamente privada. El año pasado, por entrar en su sexta década, se produjo aquella histórica reunión familia a la que acudió toda la familia (la reina Letizia y el rey Juan Carlos incluidos), convocada a comer en un céntrico restaurante de Madrid. Este 2024 todo vuelve a la normalidad. Bueno, no todo.

Si la lógica familiar no falla, Victoria Federica, Froilán, la reina Sofía, Miguel Urdangarin e incluso la infanta Sofía podrán felicitar a Elena de Borbón en persona, en comida, merienda o cena de celebración. Sin embargo, lo que llama la atención de este inminente 61 cumpleaños de la hija mayor de los reyes eméritos no es el consabido festejo privado, sino los homenajes públicos que ha recibido. Uno en concreto.

La protagonista indirecta de este homenaje es Laurence Debray (48), la amiga personal del rey Juan Carlos (antes fan adolescente del mismo, según ella misma confesó) que, además, ha publicado tres libros dedicados a la figura de su monarca de cabecera: 'Juan Carlos de España' (Alianza), 'La forja de un rey' (Fundación El Monte) y 'Mi rey caído' (Debate). Dicen, además, que firmará el polémico libro biográfico que el emérito prepara desde Abu Dabi y que, según algunas filtraciones, llevará el título de 'Reconciliación'.

La proximidad de Laurence Debray y los Borbón que ya están fuera de la Casa Real es cierta: no solo la vimos en la exclusiva fiesta de cumpleaños del rey Juan Carlos en Abu Dabi (publicada como exclusiva en 'Hola') sino que acompañó al emérito y a la infanta Elena en su última visita a Sanxenxo, el pasado octubre. «Siempre feliz en Abu Dabi», declaraba el pasado 26 de octubre desde su cuenta de Instagram. Es indudable: Debray pertenece al círculo íntimo de estos Borbón.

No es casualidad que Laurence Debray, afincada en Madrid desde hace algunos meses, acudiera a la fiesta por el 80 cumpleaños de la conocida publicación: en algunos programas dedicados a la crónica rosa se baraja que ha podido ser fichada por dicha revista para glosar las figuras del rey Juan Carlos I y, por fin llegamos, su hija mayor. Porque, efectivamente, firma un retrato íntimo sobre Elena de Borbón de lo más curioso. Incluso extravagante, si lo comparamos con el tipo de retratos que suelen pintar a los miembros de la familia del rey.

Debray se refiere a la infanta Elena como una «niña privilegiada» que vivía «una vida normal» o dice cosas como que «no conoce la pereza ni el abandono». Quizá su dominio del español no sea aún extremadamente fino. De manera muy chocante, habla de la silueta de la hermana mayor del rey Felipe VI en estos términos: «Tiene un cuerpo de atleta que genera envidia». La profusión de halagos que se enumeran en su retrato íntimo puede ser, probablemente es, inédito en la prensa española.

Sin embargo, no es la lluvia de calificativos y valoraciones lo que ha llamado más la atención del 'retrato íntimo' de la infanta Elena que firma Laurence Debray, convertida a estas alturas en algo muy parecido a una portavoz oficiosa (pero efectiva) del rey Juan Carlos y su hija mayor. Lo que ha sorprendido muchísimo es lo que cuenta al respecto de la relación de la duquesa de Lugo con la Casa Real, o sea, con su hermano el rey. La escritora asegura que vive «una situación extraña, muy jerárquica y hermética».

«Está a la espera de poder ir allí», cuenta Debray, refiriéndose al deseo de la infanta Elena de visitar Valencia. «Debe pedir autorización a la Casa Real. Su vida transcurre al margen de la Zarzuela; vive en un apartamento en el centro de Madrid, pero sigue sujeta a los dictados de la Casa Real. Es una situación extraña, muy jerárquica y hermética. Tiene un pie dentro, por ser infanta de España y miembro de la familia del Rey por nacimiento, y un pie fuera, por estar excluida de la Casa Real y del organigrama oficial. ¿Imaginaba que un día su hermano la excluiría a ella, y a su hermana, del lugar donde creció?».

Dada la familiaridad de la Elena de Borbón con Debray, parece lógico pensar que la infanta conocía la intención de publicar sus conversaciones con la biógrafa. ¿Por qué ha decidido hacer público este malestar? ¿Acaso no está conforme con su vida al margen de la Corona? Eso parece sugerir Debray, quien subraya que el pasado 12 de octubre, la infanta no fue invitada a la tribuna oficial. En realidad, es algo que no ocurre desde 2012.

También puede ocurrir que la infanta Elena no haya aprobado el retrato íntimo que le ha dedicado Laurence Debray. Eso es algo que solo saben ellas. Y, dada la discreción total de la infanta Elena en todo lo que rodea a su familia, no lo sabremos nunca. Pero, ¿seguirá entonces Debray ejerciendo como portavoz no oficial de los Borbón que ya no forman parte de la familia real? ¿Las veremos de nuevo juntas en eventos y regatas?