Nueva vida

Quién es Kike Figaredo, el mentor de Irene Urdangarin en Camboya: jesuita, asturiano y gran amigo de los Borbón

Irene Urdangarin, hija menor de la infanta Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin, vive en Camboya como voluntaria. Trabaja para la ONG Sauce, del jesuita español –y amigo de la familia–, Kike Figaredo.

Irene Urdangarin ha decidido pasar los próximos meses en una misión humanitaria en Camboya. / Gtres

Lidia A. Costa
Lidia A. Costa

La joven Irene Urdangarin , hija pequeña de Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin, sigue los pasos de su familia en el mundo del voluntariado y la cooperación. A sus 18 años, la sobrina de los reyes Felipe y Letizia ha decidido posponer sus estudios de hostelería, hacer un parón y dedicarse a ayudar a los más desfavorecidos. Lo hace en Camboya y con la ONG Sauce , fundada por el jesuita español Kike Figaredo, gran amigo de la familia Borbón.

La pequeña de los cuatro hermanos Urdangarín –Juan, Pablo y Miguel son los mayores–, llegó al norte del país el pasado mes de enero. Allí vive dedicada, junto a otros jóvenes españoles y de otras nacionalidades, a ayudar a las víctimas de minas antipersonas, que siguen mutilando y matando en el país del sudeste asiático. Todo este trabajo está supervisado por la ONG fundada por el jesuita Kike Figaredo.

Irene Urdangarín y Kike Figaredo: una amistad que viene de familia

La pequeña de los Urdangarin-Borbón pasará los próximos meses trabajando como voluntaria en la ONG Sauce, fundada por el jesuita español Enrique (Kike) Figaredo. El sacerdote, nacido en Gijón en 1959 en el seno de una familia acomodada conocida en Asturias, cambió sus estudios de economía por el sacerdocio.

Desde 1993 vive en Camboya, donde es prefecto de Battambang, una región al norte con más de seis millones de habitantes, y entregado a la reconstrucción de un país devastado por guerras y genocidios. Conocido como « el obispo de las sillas de ruedas», Figaredo trabaja especialmente por el bienestar de las víctimas mutiladas por las minas antipersonas, y que aún son miles en el país asiático.

Kike Figaredo junto al rey Felipe VI. / instagram ONG Sauce

La relación de la Familia Real con Kike Figaredo viene de lejos. Con él han colaborado ya en Camboya, las infantas Cristina y Elena de Borbón, la reina Sofía y Miguel Urdangarín . Los cuatro royals han realizado diversas visitas sobre el terreno de la mano de Kike Figaredo. Además, Juan , el hijo mayor de Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarín, dedicó en 2018 también un curso escolar a la cooperación y el voluntariado en Camboya y de la mano del sacerdote español. Ha sido el mejor ejemplo para su hermana Irene, quien ha seguido sus pasos en el mismo país y de la mano del mismo «guía».

Según las imágenes que publica la revista Hola, Irene parece estar perfectamente integrada y feliz en esta nueva etapa lejos de casa y entregada a los demás. Viste con ropa cómoda y zapatillas, y recoge su melena rubia en una trenza. Llaman la atención en su atuendo informal los pendientes con forma de jirafa –el animal que Kike Figaredo siempre pone de ejemplo– y la camiseta con el Cristo mutilado, símbolo de la obra del sacerdote español en Camboya y que también han lucido, en forma de colgante de plata, tanto la reina Sofía como su madre la infanta Cristina.

Irene Urdangarin y las minas antipersonas: el ejemplo de Lady Di

La lucha contra las minas antipersonas, su visibilización y la ayuda a sus miles de víctimas mutiladas ya fue una de los máximos intereses de otro miembro de la realeza. En este caso, de Diana de Gales, quien dedicó, sin saberlo, los últimos años de su vida a poner en la agenda royal e internacional este enorme problema. En el caso de Lady Di, viajó varias veces a Angola y se atrevió incluso a caminar con un chaleco militar por un campo de minas antipersona y aún activadas. Las imágenes de aquel paseo entre señales de peligro pasarán a la historia como una de las luchas a las que la tristemente fallecida «princesa del pueblo» dedicó más esfuerzos.

Hoy es Irene Urdangarin quien sigue la estela familiar en sus labores humanitarias. La joven, que habla cuatro idiomas y es también una gran deportista, ha decidido «volar» del nido materno con su mayoría de edad. Y como es habitual entre muchos jóvenes de familias acomodadas y religiosas, se ha tomado un año sabático para dedicárselo en cuerpo y alma a los demás.

Su hermano Juan ya dedicó el año también un año a esta misma labor, y entonces, era el año 2018, recibió la visita de su madre, su tía la infanta Elena y su hermano Miguel. Por eso, cabe esperar que ocurra lo mismo ahora con Irene: que la joven voluntaria reciba la visita de su madre, la infanta Cristina, y quizás algún otro familiar, a lo largo de estos seis meses que, según se prevé, permanecerá en Camboya.