Recorremos la intensa vida de Simeón de Bulgaria a través de sus recuerdos. /
Es muy poco habitual que el rey Simeón de Bulgaria conceda una entrevista y sus manifestaciones públicas son más bien escasas, porque es un hombre discreto, de firmes convicciones y nada dado a hacer gestos de cara a la galería. Hace una excepción con nosotros por un motivo histórico excepcional. Este 28 de agosto se cumplen 80 años de la muerte de su padre, el rey Boris III , en unas circunstancias tan particulares que a día de hoy, aunque la tesis más plausible es la del asesinato, no se han acabado de aclarar del todo.
Con la prudencia que le caracteriza, Simeón de Bulgaria mide todas y cada una de estas palabras y hace un enorme ejercicio de empatía cuando le recordamos las terribles circunstancias que les tocó vivir a algunos de sus familiares y a él mismo en un siglo XX, fracturado por dos guerras mundiales, el genoicidio judío, la irrupción de los regímenes totalitarios comunistas y el exilio forzoso. Recorremos con el que también fuera primer ministro de su país entre los años 2001 y 2005 las vicisitudes familiares para poner precisamente en primer plano su relevancia y los sacrificios que, en algunos casos, pagaron con su propia vida.
Este 28 de agosto se cumplen 80 años de la muerte de su padre, el rey Boris III. Hasta donde nos pueda desvelar, ¿qué preparan para una conmemoración tan importante?
Efectivamente, se cumplen 80 años de la muerte del Rey Boris. Habrá una misa solemne seguida del oficio de réquiem en el monasterio de Rila, donde fue inicialmente sepultado, con la asistencia del Sínodo al completo de la Iglesia Ortodoxa Búlgara, miembros de la Familia Real y autoridades.
Su padre heredó un reinado muy complicado, en el que tuvo que sortear obstáculos de toda lo suficientemente conocido? ¿Se le ha hecho justicia histórica en Bulgaria?
Se ha escrito y hablado mucho en estos 80 años sobre el tema, y resulta muy difícil para un hijo ser plenamente objetivo. Personalmente, me limitaría a subrayar su bondad, su patriotismo, su clarividencia en cuanto a los intereses de Bulgaria.
El rey Boris III con sus hijos la princesa María Luisa y el príncipe Simeón. /
Su padre sobrevivió a dos atentados, pero nunca bajó los brazos. ¿Cree que su reinado es lo suficientemente conocido? ¿Se le ha hecho justicia histórica en Bulgaria?
Lo de los atentados... Me referiré a una frase que podría ser apócrifa de D. Alfonso XIII. Al salir de un atentado en París, habría dicho: «Son gajes del oficio». Me parece que, para un país relativamente pequeño, sí se ha escrito y comentado mucho. En cuanto a que se le haga justicia en Bulgaria, todavía es pronto. Sin embargo, se le reconocen cada vez más méritos.
Su repentina muerte nunca fue aclarada y se produjo después de un encuentro con Hitler en el que le comunicó que no estaba dispuesto a entregarle a los judíos búlgaros...
¿Sigue siendo la hipótesis del asesinato la más plausible?
La muerte de mi padre fue efectivamente inesperada, y a los pocos días de su última entrevista con Hitler en la que, como usted dice, no estaba dispuesto a entregar a nuestros compatriotas judíos, y además -algo muy importante- rehusó enviar tropas búlgaras al frente del Este. Es comprensible que al tratarse de la muerte de un Jefe del Estado, y en un momento tan crucial de la guerra, se hagan conjeturas. Al no haberse encontrado hasta la fecha pruebas fehacientes, mi pregunta es: «cui bono» (a quién beneficia)?
Su tío Kyril también fue asesinado por los comunistas y, al igual que su padre, era muy joven. ¿Le costó mucho cerrar las heridas cuando usted siendo tan niño tuvo que vivir tantas tragedias y destrucción?
Mi tío y regente fue ejecutado junto con unos 125 notables tras un «juicio popular» en febrero del 45. Creo que lo importante es condenar tanta violencia política más de lo que, yo de niño, haya podido sentir. Procuro ser objetivo y pienso en cuánta gente de aquel período ha sufrido más que yo.
Su madre, la reina Juana, tuvo que tomar el timón de su familia y salir adelante en el exilio, primero en Egipto, después en España y finalmente en Estoril. ¿qué cualidades destacaría de su personalidad?
Mi madre siempre hizo gala de fortaleza y valor. También tenía una fe inquebrantable. Era compasiva y muy generosa, de una gran bondad, pero a la vez muy severa, y en especial con sus hijos…
Su madre contribuyó a la salvación de numerosos judíos, a los que ayudó a escapar a Argentina, ¿Cuándo fue usted consciente de esos grandes riesgos que asumió y de su enorme valentía?
La reina Juana hizo todo lo posible por facilitar la huida de compatriotas judíos, pero no únicamente a Argentina. En cuanto a si yo reconocía estos hechos y, como usted dice, grandes riesgos, fue años más tarde.
Su tía Mafalda murió en el campo de concentración de Buchenwald. ¿Cómo logró su madre sobreponerse a tanto dolor?
Eso fue una tragedia sobre la que se ha escrito mucho. Nos enteramos de la terrible muerte de mi tía Mafalda, como hermana adorada de mi madre, con gran retraso debido a la propia guerra. Ya puede figurarse lo que mi madre habrá sufrido habiendo perdido a su marido, su cuñado, su hermana, más los cataclismos políticos en Bulgaria e Italia, en tan poco tiempo. Quisiera añadir que nunca tuvo palabras de amargura ni de rencor.
Su madre regresó a Bulgaria en 1993 para visitar la tumba de su padre, el rey Boris III, ¿Cómo lo vivió?
Mi madre, efectivamente, a los 50 años de la muerte de mi Padre, depositó en la tumba original del Rey Boris en el monasterio de Rila, la urna con su corazón. Para que el lector lo comprenda, en 1946, las autoridades comunistas nos obligaron a trasladar los restos del Rey Boris al parque del palacio de Vrana donde vivíamos. A mediados de los años 50 la pequeña capilla en la que yacían sus restos fue volada. Poco tiempo antes del regreso a Bulgaria del 93 del que habla usted, nos habíamos enterado de que el corazón de mi Padre había sido conservado en el Instituto Anatómico Forense de Sofía. En cuanto a las emociones de mi Madre, no sabría describirlas, ya que en esa fecha yo todavía no había regresado a Bulgaria.
Simenón de Bulgaria junto a su madre, la reina Juana. /
Su hermana María Luisa y usted pasaron muchas vicisitudes juntos, ¿cómo ha sido su relación a lo largo de los años?
Tal y como se lo puede imaginar. Tantos horrores y pruebas unen forzosamente a dos menores. Aunque mi hermana vive en Estados Unidos desde hace más de medio siglo, seguimos muy unidos, y en enero de este año celebramos en Sofía su 90 cumpleaños.
Usted ha sido rey en la infancia y presidente de su país como adulto. ¿Está vivo el debate monarquía-república en Bulgaria?
El debate república-monarquía, el tema fue resuelto por los padres de la Constitución del 91, y en una democracia, es lógico que haya opiniones diversas. Después de muchas vicisitudes, lograron que el estado búlgaro les restituyese muchas de sus propiedades, entre ellas el palacio de Vrana, donde vive. ¿Siente que el tiempo acabó poniendo las cosas en su sitio?
Este tema se parece al cuento de nunca acabar. ¿Por qué? En 1998 el Tribunal Supremo confirmó que nuestras propiedades, que habían sido confiscadas en 1947, nos fueran devueltas al igual que a cualquier otro ciudadano búlgaro que tuviera documentos corroborando su propiedad anterior al régimen comunista. Creo que los intentos de volver a despojarnos de algunos bienes vinieron como vendettas políticas, consecuencia de los años en que fui presidente del Gobierno. Añadiré únicamente que tanto la Corte Constitucional como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo, nos han dado la razón.
Ha leído usted más de tres mil libros, según me confesaba en otra entrevista, la mayoría históricos o de teología, ¿qué lugar ocupa en su vida la fe?
Efectivamente mi vida tan larga justifica el número de libros leídos. Siempre ha sido mi gran afición, y aquí pecaré de poco modesto al decir que son libros en 6 idiomas. En cuanto a la fe, le diré que soy profundamente creyente, y en términos prácticos, siempre ha sido un gran apoyo.
A lo largo de su intensa vida, Simeón de Bulgaria ha tenido la oportunidad de encontrase con algunas personalidades que han marcado la historia, como el papa Juan Pablo II. /
¿Le ayudó a afrontar con más entereza y serenidad la pérdida de su hijo Kardam?
Por supuesto que sí.
Es usted un hombre cosmopolita, sabemos que le encanta España, pero, ¿qué le gustaría subrayar de su país, Bulgaria?
España me encanta por supuesto, habiendo sido mi hogar por tantos años, y le profeso un profundo agradecimiento además! En cuanto a la segunda parte de su pregunta, harían falta muchas páginas. En Bulgaria decimos que la sangre no se hace agua. He nacido ahí por lo cual es mi Patria. Punto y aparte.
Estamos viviendo un momento histórico muy complicado y Bulgaria tiene unos estrechos lazos culturales e históricos con Rusia, ¿cree como su padre, Boris III, en la diplomacia como una herramienta definitiva para solucionar esta guerra? ¿Cree que las palabras se impondrán a las bombas?
En efecto, Bulgaria forma parte de la Unión Europea y de la OTAN. Sin embargo, como usted dice, tenemos lazos culturales e históricos particulares con Rusia. No solamente creo, sino que no veo otra vía más que el diálogo y la negociación para resolver la actual y peligrosísima situación. Como persona objetiva y dialogante y habiendo padecido los horrores de la guerra, me horroriza la escalada que estamos viviendo. Es como si los dirigentes políticos no hubieran aprendido la lección de tantas otras guerras.
Además de su familia, si tuviera que echar la vista atrás, ¿de qué logros se siente usted particularmente orgulloso?
Gracias por mencionar a mi familia de la que me enorgullezco. En cuanto a logros, en términos políticos, son mi contribución personal al ingreso de mi país en la Unión Europea y en la OTAN.
Usted no es ni rencoroso ni nostálgico, piensa más en el presente y en el porvenir. ¿Cómo es su presente? ¿Cómo es su día a día?
Ni rencoroso ni nostálgico, pero pragmático. En cuanto al porvenir, me parece presuntuoso, dada mi avanzada edad. Y para terminar le diré que todavía no me he percatado de un gran cambio en mi rutina de trabajo…