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Por qué se ponen marrones las puntas de las hojas de tus plantas de interior: los mejores cuidados para evitar que ocurra

La falta de humedad en el ambiente suele ser la principal causa de que las hojas de tus plantas de interior se pongan marrones.

Ya lo dice el refrán, «para gustos, las plantas«. O quizá eran los colores. Pero lo cierto es que hay tal variedad de ellas que es prácticamente imposible que no encuentres alguna que te encante y que encaje a las mil maravillas en los diferentes espacios de tu casa.

Más allá de su poder ornamental, cuando eliges una planta para decorar tu casa debes tener en cuenta diferentes factores ambientales (la luz que necesita, la temperatura y humedad que precisa, el clima en el que mejor se cultiva...) y, por supuesto, tener bien aprendidos los cuidados que debes darle.

La buena noticia es que hay un sinfín de variedades domésticas muy fáciles de cuidar y que precisan de muy poca atención para crecer preciosas y en todo su esplendor, como es el caso de la Monstera o el Poto, dos plantas de interior muy populares tanto por su belleza y frondosidad, como por ser perfectas para principiantes en jardinería.

Eso sí, por muy bien que sepamos los cuidados que precisan nuestras plantas y por muchos mimos que les demos, hay veces las cosas no salen tan bien como nos gustaría. ¿Uno de los problemas más comunes? Que, de la noche a la mañana, se empiecen a poner marrones y secas las puntas de las hojas que, justo ayer, estaban perfectas.

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Por qué las hojas de mis plantas se ponen marrones

Si te ha pasado, tranquila, porque tiene solución y es mucho más sencilla de lo que crees. Si no te ha pasado todavía, tranquila también, porque te va a pasar en algún momento. Y es que, sin duda, este pequeño inconveniente es uno de los más comunes cuando tenemos plantas en casa y, por suerte, uno de los más fáciles y rápidos de resolver.

Lo primero que tenemos que averiguar es por qué, de repente, esas hojas preciosas empiezan a ponerse marrones en las puntas. Lo más probable es que esto te haya ocurrido durante el invierno, y que la principal causa sea que la habitación en la que están tiene un ambiente demasiado seco por culpa de la falta de ventilación y el ambiente seco que provocan las calefacciones.

En este caso, el más cómún, la solución pasa por humedectar más el ambiente. Lo más sencillo y efectivo es instalar un humidificador cerca de las plantas, para que su humedad llegue hasta las hojas, o que las pulverices con agua regularmente para hidratarlas. Además, también puedes poner un platillo con agua en la base de la maceta para que sus raíces vayan tomando la cantidad que necesiten, más allá de tus riegos.

Unido a esto, la ubicación también puede influir en que las puntas de las hojas se pongan marrones, en este caso porque se sequen o quemen. Las plantas nunca deben estar expuestas a corrientes fuertes de aire, ni a cambios bruscos de temperatura. Tampoco pueden estar cerca de una fuente de calor ni junto a una ventana por la que el sol les dé de forma directa o el cristal cree efecto lupa. En todos estos casos, debes moverlas de sitio de forma inmediata.

El último motivo, más allá de plagas o algún tipo de hongo que puedan haber contraido, para lo que necesitarían un tratamiento específico, las hojas pueden marronear por un riego inadecuado, ya sea exceso o falta de agua. Cualquiera de los extremos es malo, por lo que tendrás que controlar la correcta hidratación de tus plantas de acuerdo a las necesidades específicas de su variedad. El mejor truco para saber cuánta agua es necesaria es comprobar si, entre riego y riego, la tierra permanece húmeda.

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