fitness sin horario
fitness sin horario
La última tendencia para quemar grasas es el entrenamiento intermitente. Esta modalidad del fitness es perfecta para quemar grasa y trabajar la resistencia gracias a que se concentra en un periodo breve de tiempo y requiere mucho esfuerzo. Se diferencia del entrenamiento de intervalo en que los periodos de actividad y descanso están mucho más comprimidos: los intervalos de entrenamiento intermitente completos no duran más de 30 segundos, y cada intervalo no te llevará más de 20 minutos.
Este entrenamiento surge motivado por la falta de tiempo a la hora de entrenar. Las rutinas, los horarios complicados o las obligaciones familiares son algunas de las excusas más recurrentes a la hora de decir que no a hacer ejercicio. Con el entrenamiento intermitente se acabaron las excusas. Este ejercicio está pensado para que puedas encajarlo en cualquier hueco libre que tengas y para conseguir con ellos el máximo resultado a la hora de alcanzar tu objetivo y mejorar considerablemente tu salud.
Una de las grandes ventajas de este entrenamiento es que puede hacerse repartido a lo largo de la jornada. No necesitas sacar una hora exclusiva para ello, puedes aprovechar los momentos que mejor te vengan y dedicarlos a un pequeño intervalo con la seguridad de que estás q uemando grasa en el proceso. No solo ayuda a adelgazar, también evita que te acomodes en una vida sedentaria y todos los riesgos que eso conlleva.
Además, se adapta a tu condición física. Aunque el objetivo sea convertirlo en un entrenamiento de alta intensidad, el proceso es paulatino. Si tu resistencia necesita de más tiempo de pausa, puedes extenderlo hast a 60 segundos en proporción con el tiempo de actividad, y poco a poco ir reduciendo este tiempo hasta que consigas llegar al objetivo propuesto.
Para hacerlo correctamente tan solo tienes que encontrar tres franjas de 20 minutos a lo largo de todo el día. Cuando organices tu jornada verás que no es tan complicado encontrar estos tiempos muertos que, en lugar de ocupar con otras actividades que quizás no te aporten tantos beneficios, puedes invertir en cumplir tu objetivo de optimizar el bienestar y quemar grasas.
La primera fase está centrada en ejercicios de cardio. El cardio es fundamental para mejorar la resistencia, la capacidad pulmonar y la salud cardiovascular, ayuda a acelerar el metabolismo, y es perfecto para aliviar el estrés. Puedes elegir el ejercicio de cardio que mejor se ajuste a ti: desde salir a correr hasta hacer 20 minutos de elíptica o bicicleta, lo único que tienes que tener en cuenta es que, al ser ejercicios de intervalo, tienes que darle dos minutos a máxima intensidad y respetar los pequeños intervalos de descanso.
En la segunda fase el foco se pone en ejercicios de fuerza como sentadillas, burpees o saltos. Estos ejercicios se centran en el trabajo de músculos, huesos y articulaciones, previenen enfermedades y te ayudan a mantener una buena forma física. Además, evita que la pérdida de grasa vaya acompañada de una pérdida de masa muscular y te ayudarán a mantenerte tonificada.
Por último, céntrate en ejercicios que trabajen zonas específicas, ya sea brazo, piernas, abdomen o glúteos, y puedes acompañarlo del equipamiento necesario para potenciar el resultado. Céntrate cada día en una parte distinta del cuerpo para asegurarte de trabajar todo por igual y para que los músculos no se acostumbren a la actividad y el resultado sea óptimo.
Los beneficios del entrenamiento intermitente no se queda solo en la pérdida de grasa. Estos ejercicios aportan múltiples ventajas a tu salud tanto física como mental. Como regula los niveles de glucosa, es perfecto para prevenir enfermedades como la diabetes o la obesidad, además de reducir los niveles de insulina y la presión arterial.
Si sufres de problemas de espalda, este tipo de entrenamiento también es perfecto para ti. Antes de empezar, valora con un especialista la gravedad de tu lesión y acuerda con él cómo debes realizarlo para que no sea perjudicial. Sesiones breves de estos ejercicios ayudan a aliviar el dolor y prevenir enfermedades derivadas del sedentarismo.
Además, como ayuda a canalizar el estrés, practicar este entrenamiento te libera de las tensiones del día a día y reduce la ansiedad. Pero los beneficios para tu cabeza no se quedan ahí. También aumenta los reflejos y la capacidad cognitiva, por lo que tras varias sesiones notarás cómo estarás más activa y alerta en tu día a día.