BARCELONA ICÓNICA

Descubrimos el lado más íntimo de Greta Fernández recorriendo sus lugares favoritos de Barcelona: «Aquí me enamoré por primera vez y viví una adolescencia preciosa»

La actriz regresa a la ciudad en la que nació y creció para repetir su paseo favorito: el que la lleva a través de todos los recuerdos que, a pesar de no haber cumplido aún los 30, ya comienza a atesorar.

Greta Fernández, con vestido de Sportmax. / Fotografía: Nua GALI / Estilismo: Miriam ARRUGA / Maquillaje y peluquería: Raquel costales

Manu Piñon
Manu Piñon

Desde la casa de los abuelos de Greta Fernández (Barcelona, 1995), se pueden seguir día a día, minuto a minuto, las evoluciones de la Sagrada Familia. De hecho, su padre, el actor Eduard Fernández , tiene unos prismáticos en la terraza para no perder detalle. «Está obsesionado con su construcción», relata partiéndose de risa la protagonista de La hija de un ladrón, por la que recibió una nominación al Goya en 2020. Asegura que esa película no le cambió la vida –«me permitió demostrar lo que podía hacer», concreta–, pero sí fue un paso decisivo en un camino que la llevó lejos de una ciudad a la que siempre vuelve.

Con el propósito de recorrer un camino, el que llevaba de la Sagrada Familia a la playa, pasando por la Catedral y haciendo paradas en sus rincones favoritos del barrio Gótico, Mujerhoy acompañó a Greta un día en el que la ciudad se recuperaba de la vorágine de Sant Jordi. La actriz es una de las mujeres distinguidas con los premios Barcelona Icónica, que se entregarán el próximo 30 de mayo durante una gala en el MACBA.

«Me fui hace cuatro años y medio y ahora soy una persona distinta –explica la actriz–. Cuando digo estas cosas las personas mayores que yo siempre saltan: «Bueno, ¡ni que hubiera pasado tanto tiempo!». Ya lo sé, pero déjame que viva mis propios cambios, mi momento de madurez, permíteme eso, ¿no? Mudarme a Madrid no fue nada brusco y he hecho hogar también allí, pero cada vez que vuelvo a Barcelona sigo sintiendo que es mi casa».

Greta Fernández lleva falda asimétrica y jersey de cuello alto con estampado gráfico, ambos Fendi. Fotografía: Nua Gali / Estilismo: Miriam Arruga / Maquillaje y peluquería: Raquel Costales

Mujerhoy. En Irse, el libro que su madre, Esmeralda Berbel, publicó en 2017 sobre la ruptura con su padre, Eduard Fernández, también relataba el momento en el que se independizó.

GRETA FERNÁNDEZ. Romper ese vínculo con los padres es fuerte, te transforma. También pasé de vivir en el Gótico a hacerlo en Gràcia, de un barrio que ha cambiado mucho desde que era niña con la llegada de los turistas a uno que ha seguido conservando su espíritu de vecindario. Pasa cada vez menos, pero es una sensación increíble cuando entras en un bar y sigue la gente que te hacía el bocadillo que llevabas al colegio, como si se hubiera congelado el tiempo. Me pasó en Tostaderos Bon Mercat hace un año y pico. «¡Greta!», me saludaron las mismas mujeres de entonces, las que siguen haciendo el mejor bocadillo de jamón de la ciudad.

La actriz, en la playa, con vestido corto negro de Yolancris. / Fotografía: Nua Gali / Estilismo: Miriam Arruga / Maquillaje y peluquería: Raquel Costales

¿Qué le devuelve a esta ciudad cuando está lejos?

Por ejemplo, ver de nuevo series como Plats Bruts o Majoria absoluta, que sigo poniéndome cuando necesito volver a un sitio que considero mi casa. Antes de irme a dormir o durante algún viaje, veo un capítulo y me viene un olor a Barcelona que conecta con algo que viví.

¿Está descubriendo la nostalgia con 29 años?

Sí, creo que ya empiezo a tener recuerdos, me doy cuenta de eso a medida que me acerco a los 30. Me viene una imagen de mi abuela poco antes de que muriese, transmitiendo mucha paz, diciendo que no le importaba irse ya, porque había vivido suficiente. Yo no lo entendía y ella me contestaba: «Ya tengo muchos recuerdos». Me dejaba fascinada, pensando si algún día yo también podría decir algo así. Y ahora me doy cuenta de que empiezo a tener bastantes, como de varias vidas distintas.

Greta Fernández, con vestido de Carolina Herrera y sandalias de Pedro Miralles. Fotografía: Nua Gali / Estilismo: Miriam Arruga / Maquillaje y peluquería: Raquel Costales

Ahora tiene dos casas: la de su madre, en la que se crió, y la de su abuela, en la que vive su padre.

Mi abuela materna murió durante la pandemia, se hizo una reforma el verano pasado y es relativamente nueva. En las dos tengo una habitación, pero yo siento que mi casa, donde he pasado casi toda mi vida, es la de mi madre. Además, al margen de todos los recuerdos que encierra para mí, es una de las más bonitas que he visto. Y como mi padre pasa más tiempo en Madrid, cuando voy a Barcelona es para estar con ella.

¿Le ha respetado la habitación tal y como la dejó?

Le dije que hiciera lo que quisiera, pero ahí sigue mi armario, con poesías escritas en las puertas... Algunas las he quitado porque me daba apuro, como las que dedicaba a [el actor] Àlex Monner, porque nos acabábamos de conocer, nos convertimos en amigos del alma y había mucho, mucho amor entre nosotros.

Greta lleva chaqueta y falda de piel de cordero, jersey de cashmere y bailarinas, todo de Chanel. Fotografía: Nua Gali / Estilismo: Miriam Arruga / Maquillaje y peluquería: Raquel Costales

Cuando le planteamos cómo podía ser la sesión de fotos, usted propuso que recrearemos uno de sus paseos habituales por la ciudad.

Sí, quería que fueran todos lugares que he habitado durante mucho tiempo, que el recorrido pasara por delante de lo que fue el Mercado del Born, por la calle de la Princesa que cruzaba a diario, y para mí tenía todo el sentido que acabara con el mar de fondo, sobre la arena de la playa.

El día que se realizó la sesión publicó una serie de fotos en su perfil de Instagram y las tituló: «Barcelona estimada». ¿Qué significan para usted esas dos palabras en este momento vital?

Me fui de Barcelona al mismo tiempo que me separé de mi expareja de muchos años, una relación casi desde adolescentes. He tenido que ir reencontrándome con la ciudad y creo que, después de un tiempo, ya empiezo a sentir este amor por Barcelona. Puedo cruzarme con el pasado y recibirlo con los brazos abiertos. He recuperado ese cariño por un lugar que relacionaba con cosas que ya no duelen, que se han colocado en un sitio muy, muy bonito.

Greta Fernández, con gabardina de Simorra. Fotografía: Nua Gali / Estilismo: Miriam Arruga / Maquillaje y peluquería: Raquel Costales

Es que aquí me he enamorado por primera vez, he vivido una adolescencia preciosa, hice mis amistades más importantes... Mi amor por Barcelona tiene las raíces muy largas. Incluso los amigos que tengo en Madrid, como [los actores] Anna Castillo, Iñaki Mur, Sara Gómez... me los traje de esta ciudad. Cuando pienso «Barcelona estimada» son esas personas, esos lugares y esos recuerdos los que me vienen a la cabeza.

¿Se le ha hecho de día muchas veces aquí?

No tanto en realidad. He vivido muy intensamente la calle, pero soy muy casera de siempre. Claro que me encanta un festival y que he disfrutado yendo al Sónar y al Primavera Sound, o saliendo al Razzmatazz y al Apolo, pero fue siendo muy joven, y pronto surgieron otros planes más diurnos.

Greta Fernández, con total look de Dior. Fotografía: Nua Gali / Estilismo: Miriam Arruga / Maquillaje y peluquería: Raquel Costales

Hablamos hace menos de un año y me dijo que no se sentía observada. ¿Sigue siendo fácil pasar desapercibida por la calle también en su ciudad?

Sí, en Barcelona no me siento observada. No he estado en proyectos orientados al fandom adolescente ni tampoco he hecho mucha televisión, que es lo que aumenta mucho el nivel de exposición. Es verdad que también depende mucho de la gente con la que vayas. Si de repente voy con Anna [Castillo], Maca[rena García] o Clau[dia Traisac] sí puede que llamemos un poco más la atención. Desde que soy amiga de Miguel Bernardeau también he notado que la cosa cambia algo. Pero si voy sola creo que, en general, a la gente le cuesta localizarme.

Greta Fernández, con top y falda de Theavant y zapatos de Carolina Herrera. Fotografía: Nua Gali / Estilismo: Miriam Arruga / Maquillaje y peluquería: Raquel Costales

Este verano estrenará Cuckoo, la película que ha rodado en inglés con Hunter Schafer. La actriz de Euphoria contó que había tenido una breve relación con Rosalía, con la que tanto ella como usted mantienen una buena amistad.

¡Sí! Sabía que teníamos a Rosalía en común y se lo conté en cuanto nos conocimos. Le mandamos una foto el primer día de rodaje para que nos viera juntas y luego nos llamamos para hablar las tres. Conocí a Rosalía cuando todavía no había sacado su primer disco, Los Ángeles. «Es una chica que hace música», me dijeron cuando nos presentaron. Nos caímos bien, nos guardamos los contactos y me iba avisando de conciertos para que fuera a verla. Es una de las personas que más admiro y respeto. «Greta, tú estabas desde el principio», me ha dicho alguna vez y eso es muy bonito.

Cuckoo se verá en todo el mundo. ¿Está preparada para ese nivel de exposición?

Mi papel es pequeño, no soy la protagonista, pero siento que he hecho algo especial y distinto. Nunca sabes la repercusión que va a tener un proyecto. ¿Tanto como cambiarte la vida? ¿De repente tener seis millones de seguidores y que te ofrezcan muchísimo dinero por trabajos fáciles?

Por su tono no parece que le apetezca.

No, no mucho. Aunque imagino que también tendrá sus cosas buenas...