UNA BELLEZA DIABÓLICA

Por qué Alain Delon, el hombre más guapo del mundo, se convirtió en el actor más odiado del cine francés

Con Alain Delon se cumplió lo mismo que se dice de las mujeres más bellas: que habitan tragedias. La suya comenzó en la infancia y le convirtió en un hombre cruel. Y también detestado.

Alain Delon fue alabado más por su belleza, nada convencional, que por su talento como actor. / GTRES

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

Es imposible odiar la belleza, pero cuando se pierden en la vejez es fácil caer en el descrédito y el desagrado. Algo así le sucedió a Alain Delon , el hombre más guapo del mundo en su época y un conquistador sin fin. En realidad, su destino se selló en la infancia, al ser abandonado por sus padres recién divorciados a una casa de acogida. Según 'Le Monde', su turbulenta niñez explicaba su problemática relación con sus hijos.

Cuando el popular presentador de televisión Bernard Pivot preguntó a Delon qué le gustaría escuchar de Dios, si existiera, al morir, respondió: «Te llevo con tu padre y tu madre, para que puedas verles juntos finalmente». Su falla en el plano afectivo y emocional se descargó sobre todo en Ari, su primogénito y el hijo que jamás reconoció aunque era su vivo retrato. Nacido de una relación con Nico, cantautora y vocalista en el álbum mítico de Velvet Underground, falleció el año pasado a los 60 años y adicto a las drogas .

Aunque la biografía de Alain Delon está puntuada por tragedias intermitentes, fue a partir de 1990 cuando comenzó a ganarse su reputación de hombre desagradable, amargado y duro. Contemos, además, que en 1968 fue investigado por el asesinato de su guardaespaldas, Stevan Markovic, junto al capo de la mafia francesa, François Marcantoni. El crimen jamás fue resuelto.

Decíamos que, en la década de los 90, Alain Delon comenzó a caer mal, muy mal. Tenía ya 55 años y parecía compensar el protagonismo que antaño tuvo gracias a su belleza con declaraciones chocantes y polémicas que volvían a colocarle en el candelero. Por desgracia para él, además de llamar la atención se convirtió en el hazmerreír del país, con la parodia de su figura que realizó el popular programa de televisión 'Les Guignols'.

Alain Delon fue caricaturizado en un programa de humor

Alain Delon inspiró uno de los títeres que protagonizaban el programa de guiñoles, donde se mezclaban ridículas y ridiculizadas personalidades francesas de la política y la cultura. El programa le retrató como un egomaníaco, un actor tan agrandado que hablaba de sí mismo en tercera persona (cosa que, efectivamente, había sucedido). Su marioneta decía cosas como: «En Japón, Alain Delon es un dios de la fertilidad y los hombre se frotan los genitales con sus fotos». La caricatura era brutal.

En realidad, Alain Delon fue idolatrado en su país como un héroe nacional, al igual que otras estrellas de su época como Jean Paul Belmondo, Brigitte Bardot , Johnny Hallyday o Serge Gaingsbourg. De hecho, si algo destaca la industria de la cultura francesa es su inteligencia a la hora de crear sus propios iconos en vez de importarlos. Desafortunadamente, los humanos jamás están a la altura de los dioses así inventados y, desvanecido el misterio de las estrellas con las redes sociales, muchos de esos iconos se estrellaron.

En los años 90, Alain Delon se ganó las burlas populares por su egocentrismo. / gtres

El caso más sangrante y flagrante puede haber sido Gerard Depardieu, defenestrado por varias denuncias de acoso y abusos sexuales , su amistad con Vladimir Putin y comentarios chocantes, casi siempre sexualizando a las mujeres. Otros hombres insignes de los que se han destapado recientemente acusaciones de violencia sexual fueron el productor de cine Alain Sarde, señalado por nuevo mujeres el pasado mayo, o los directores André Téchiné, Benoît Jacquot y Jacques Doillon.

El crédito icónico de Alain Delon quedó impugnado definitivamente en 2019, cuando la concesión de la Palma de Oro a toda su carrera propulsó una campaña de protesta monumental. Fue entonces cuando trascendieron sus declaraciones homófobas, en las que calificaba la homosexualidad como «antinatural». De la misma manera, estaba en contra de la adopción para las personas gays o lesbianas.

La intolerancia de Alain Delon tenía mucho que ver con sus inclinaciones políticas: era admirador y amigo personal de Jean-Marie Le Pen, líder de la extrema derecha francesa. El actor siempre se manifestó como votante de la derecha, como nostálgico de los años del general Charles De Gaulle, pero en sus declaraciones se deslizaba muchas veces hacia lo ultra, sobre todo en lo que se refiere a la acogida de migrantes.

El homenaje del Festival de Cannes fue agridulce

Además de homófobo y racista, la campaña de protesta desatada a raíz de la concesión de la Palma de Oro le tachó de violento, al recordar que el mismo Alain Delon había reconocido que había abofeteado a una mujer. Se refería a Rosalie van Breemen y sus dos hijos contaron un relato ligeramente distinto: no hablaron de una bofetada, sino de ocho costillas y una nariz rota. El actor lo negó todo, aduciendo que solo buscaban dinero.

Pese a protestas y recogidas de firmas, el actor recogió su premio y recibió su tributo, aunque relegado ya como otra figura de otro tiempo a la que disculpar. El presidente Emmanuel Macron quiso despedirle sin tener en cuenta sus deméritos. Dijo sobre él: «Melancólico, popular, reservado, era más que una estrella: era un monumento francés». Sin embargo, quien mejor la captó fue Vincent Lindon. El actor y ex de Carolina de Mónaco le describió así: «No es un actor normal. Ni siquiera es sexy, ni masculino, ni femenino: es una belleza infernal».