perdonar las traiciones
perdonar las traiciones
Asitimos a un año de relaciones sobre la cuerda floja. Tamara Falcó se ha dado un disgusto con Íñigo Onieva, pero al menos tenía una mansión donde reparar su corazón. Shakira respondió a la infidelidad de Gerard Piqué por todo lo alto, con su temazo internacional, BZRP Music Sessions, Vol. 53. En la serie The White Lotus, la desconfianza se expande. Harper ( Audrey Plaza) tiene la nariz arrugada frente a Ethan ( Will Sharpe), pero se lo toma mejor tumbada en una hamaca frente a las aguas de Sicilia.
A la vista está, el dinero apacigua las aguas turbias. Aun así, la infidelidad es un mundo para cada persona, por su magnitud y por su diversidad. Es lo primero que adelantan los expertos: es imposible crear un único manual. Las posibilidades son infinitas. Hay deslices y vidas paralelas, pero todo parte de un punto: se rompe el compromiso.
Lo más importante, a la hora de afrontarlo, son otras variables. La psicóloga Elizabeth Clapés, que acaba de publicar su libro Hasta que te caigas bien, lo explica: «Si la persona se lo esperaba o no, si ha sido con alguien cercano, el modo en el que se ha enterado, si tienen hijos en común... Por otro lado, están los factores que tienen más que ver con la persona, como el estilo de apego, las experiencias en relaciones anteriores, la personalidad, si ha sucedido más veces o el apoyo del entorno».
Pero, ¿hasta qué punto la situación económica es crucial para sanar? Clapés reconoce que puede ser un motivo de estrés, un detonante de discusiones recurrentes. «Pero estoy segura de que no es lo que más afecta a las infidelidades, porque lo que el dinero facilita por un lado, lo dificulta por otro», concluye.
Al final, lo que separa a Tamara Falcó de una amiga anónima es menos que lo que la une. «Es una mujer, una persona. Como tú, como yo», señala Clapés. La sociedad es la que deposita personas populares más peso: «Tenemos una visión idealizada de los famosos, como si por tener más dinero automáticamente tuviesen que tomar siempre las decisiones adecuadas, pero no es así».
Este es el tema en el que los expertos se contradicen. Para Elena Cerezo, psicóloga de El Prado, el dinero no afecta en absoluto a la manera de afrontarlo. «La persona que lo sufre se decide en continuar o no por las ideas, el pacto, la importancia que le dé y la lealtad. Por ejemplo, para algunos el sexting es traición y para otros no». Se basa en tres aspectos: la educación, los valores y la flexibilidad.
En definitiva, asegura que Shakira vive el mismo proceso interno que cualquier otra persona, hasta un punto (hay que recordar que es muy personal). «Tiene mucho de trabajo interno», resume. De hecho, si la cantante colombiana se presentara en su consulta, le preguntaría lo mismo que al resto de sus pacientes: «¿Qué sientes? ¿Qué quieres hacer? Las circunstancias cambian, pero la gestión es la misma».
En cambio, Lara Ferreiro, psicóloga experta en terapia de parejas, opina lo contrario. «Es diferente si me puedo pagar un psicólogo, si me puedo ir de viaje a las Maldivas para desconectar, si tengo ayuda de mi familia...», cuenta. Todo eso, en lo que se ha podido apoyar Tamara Falcó o Shakira, depende directamente de lo material.
Cuando se filtró el vídeo del beso de Íñigo con una chica (las imágenes que provocaron la ruptura de Tamara), muchos soltaron la retahíla de que era evidente y predecible. Un hombre dedicado a la noche y a las discotecas era, por ende, infiel.
Una afirmación falsa para Elena Cerezo: «La exposición aumenta, pero con un compromiso alto no es un problema. Depende de como configuras la pareja». Aunque tampoco apoya la decisión de cortar todo contacto ni la expresión de la marquesa del nanosegundo en el metaverso: «No tiene por qué ser tan tremendo porque todos somos humanos y cometemos errores».
Lara Ferreiro cuenta que hay una brecha, sin duda. Cita los estudios de AshleyMadison.com, un portal mundial de citas para personas casadas. «El 76% de los españoles gana menos de 30.000 euros al año. Sin embargo, más de la mitad (51%) de los infieles tiene un salario superior a 36.000», recoge el informe. «Cuando tienes que preocuparte por llegar a fin de mes tienes menos tiempo para las pasiones», apunta.
La manera de amar es personal, pero la forma de relacionarse se puede medir. «Un divorcio es mucho más caro que una infidelidad, y eso que ahí entra el hotel, los restaurantes, los regaños», describe la profesional y escritora del libro Adicta a un gilipollas. En el texto, cuenta que hay perfiles de hombres que caen en los amantes: como el fugitivo fóbico, el psicópata narcisista o el atormentado (quien combina perfectamente con la enfermera salvadora, quien acaba destruida).
Frente a una decepción como la que recibieron Shakira o Tamara, hay dos opciones: perdonar o terminar (y aquí entra hacer una canción viral de despecho). Ferrero es tajante, no hay oportunidad de cambio si una persona quiere tiene muchos romances a la vez. «Su cerebro es diferente, tienen menos sustancia. Les falta culpa y empatía», sostiene, y lo corrobora con unas imágenes en las que se ven dos órganos que parecen idénticos por fuera, pero son distintos en su interior.
La solución que encuentran los hombres con miedo a la monogamia es seguir igual pero con más inteligencia, más astucia para que no les pillen. «Son felices siendo infieles», resume sobre los perfiles crónicos. «No quieren asumir el problema porque no consideran que lo sea». Por último, una aclaración más esperanzadora: «Lo puntual no es grave, el conflicto es la triangulación y el engaño».
En la famosa y premiada serie The White Lotus hay un conflicto entre dos parejas. El espectador asiste a un juego incómodo en el que están implicados Cameron ( Theo James) y Daphne ( Meghann Fahy). Una persona insinúa que acepta la infidelidad pactada o como venganza. «Algo así nunca será sano», sentencia Elizabeth Clapés.
En cuanto a las parejas que son muy influyentes en la sociedad, la realidad cambia. «Son personas a las que les importa mucho la imagen que proyectan porque su vida se comenta públicamente, por lo que no sería de extrañar que las infidelidades fuesen pactadas u omitidas con tal de evitar revuelos, críticas, opiniones no solicitadas o incluso ataques», continua la experta.
El poder tiene peligro. «Hay quienes se divierten con lo sádico», reflexiona Lara Ferreiro. Se escudan en que es autocuidado, usan el control sobre el otro para mejorar la autoestima. Es negativo, pero peor es cuando uno agrede y el otro lo sufre.
«Yo creo que Tamara Falcó tardó en perdonar la infidelidad por la humillación pública», asegura la profesional. Según su libro, ella es un perfil de «princesa consentida», Shakira de «triunfadora vip». ¿Y ellos? La psicóloga responde sutilmente con la última palabra del título de su libro, Adicta a un gilipollas.