Cayetana de Alba y su polémico segundo marido, Jesús Aguirre. /
Jesús Aguirre, el segundo marido y el gran amor de Cayetana Fitz-James Stuart murio hace hoy 22 años. Eran las siete y doce minutos de la tarde del 11 de mayo de 2001 cuando la Casa de Alba emitía un comunicado para informar que «el excelentísimo señor don Jesús Aguirre Ortiz de Zárate , duque de Alba, ha fallecido en Madrid (Palacio de Liria) a consecuencia de una embolia pulmonar a las 17,15 horas de hoy».
«Yo no fui al entierro porque tenía una mala relación con él, era una persona tan vanidosa que firmaba todos sus artículos con el título nobiliario para dejar claro su estatus y era muy desagradable, todo lo contrario que ella. Lo que han dicho sus hijastros sobre él se ha quedado corto, lo cual demuestra la nobleza de carácter que tienen. Aguirre lo escribía todo en una especie de diario o memorias y hay sospechas de quién podría tener esos textos, que no han salido a la luz ni creo que salgan», nos dice un amigo de la aristócrata durante décadas que nos solicita que no desvelemos su identidad.
En el momento del deceso de quien fuera director general de Música y Danza del ministerio de Cultura y miembro de la Real Academia Española (ocupaba el sillón «f») solo se encontraba en Liria el actual duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart , entonces duque de Huéscar.
Según los cronistas de la época, le acompañaba un mayordomo. Su viuda, la duquesa de Alba , se encontraba en esos momentos en Sevilla, donde había acudido para entregar un premio a su gran amigo Curro Romero.
Carmen Tello , en aquel momento su pareja y ahora su mujer, desvelaba en 2019 una anécdota muy definitoria del carácter de Aguirre en Es la mañana de Federico: «En una comida en Dueñas estuvo fatal conmigo, por celos, porque Cayetana me había dado mi lugar. Estuvo agresivo y lo pasé fatal, lloré en la mesa. No me fui por educación».
Jesús Aguirre padecía un cáncer de laringe y en el momento de su muerte se hablaba de un enorme distanciamiento entre el exsacerdote y la aristócrata, con quien Cayetana de Alba se había casado en 1978 , con el consiguiente estupor de ciertos ámbitos sociales.
Imagen de la boda de Jesús Aguirre y la duquesa de Alba.
Al igual que también generó una enorme literatura e infinidad de comentarios el enlace en Sevilla, el 5 de octubre de 2011, de Cayetana con Alfonso Díez, cuyo hermano, el anticuario Pedro Díez era un gran amigo de Aguirre. Otra de sus grandes amistades fue el papa Benedicto XVI, como nos cuenta nuestra fuente: « A Aguirre le habían expulsado del seminario en Comillas y se fue a Münich, donde conoció a Ratzinger. Estaban muy unidos y su amistad, que había comenzado en la Universidad, prosiguió incluso hasta después de su desacralización».
«Era un hombre progresista, carismático y con un gran predicamento entre la juventud, que abarrotaba la capilla de Ciudad Universitaria para escuchar sus sermones en un momento difícil para ejercer la libertad de expresión. No se le puede negar la talla intelectual. También presumía ante Cayetana de sus contactos en política y de que iba a evitar que el PSOE le expropiara a la Casa de Alba algunas de sus propiedades, algo que no se correspondía con la realidad», nos dicen.
Inevitablemente, pensamos en la situación que atraviesa Cayetano Fitz-James Stuart con su finca cordobesa, El Hierro, de la que le quieren expropiar 90 hectáreas para la instalación de una macro planta fotovoltaica y que le ha llevado a afirmar en El Día de Córdoba que «acabaré en la cárcel, pero no permitiré una megaplanta solar en la mejor finca de España».
Más allá de las habladurías y de las declaraciones de Cayetano y Eugenia Martínez de Irujo a propósito de la estatura moral de Jesús Aguirre, este fue despedido por su mujer con todos los honores. Sus restos mortales descansan en el panteón de los Alba, en el monasterio de la Inmaculada Concepción de Loeches, a 30 kilómetros de Madrid. Allí también está enterrado el primer marido de la duquesa, Luis Martínez de Irujo, que falleció el 6 de septiembre de 1972, en la clínica Anderson de Houston, donde recibía tratamiento por la leucemia que padecía.
Eran unas 500 personas las que arroparon a Cayetana Fitz-James Stuart. En la capilla ardiente, en Liria, había estado una media hora el día anterior la reina Sofía. La duqeusa estuvo acompañada por sus hijos. De los seis, dos eran los que captaban más la atención de la crónica social, Eugenia, casada con Fran Rivera en ese momento y Cayetano, a quien hemos contactado para hablar del que fuera su padrastro, pero muy amablemente ha declinado nuestra invitación.
Jesús Aguirre y Eugenia Martínez de Irujo. /
De los hijos de Cayetana fue el duque de Arjona y conde de Salvatierra uno de los más beligerantes contra Jesús Aguirre. En su libro de memorias De Cayetana a Cayetano lo definía como «delirante, engolado, pedante, mordaz y cínico» y aseguraba que «con su incorporación a la Casa desapareció cualquier posibilidad de que en Liria se construyera algo similar a un hogar».
Aun así, su padrastro le pidió perdón la noche antes de fallecer, según contó, en marzo de 2020, en el programa Aquellos maravillosos años de Telemadrid, donde recordó que «al final, mi madre hacía su vida, porque él tenía una depresión muy grande y no salía de su cuarto» y desveló que había ido a despedirse de él en privado a Loeches, porque en el momento de la muerte estaba abrumado por la prensa.
Cayetana de Alba y Jesús Aguirre. /
Eugenia Martínez de Irujo en Planeta Calleja en 2018 también coincidía en las apreciaciones de su hermano y manifestaba con contundencia que « Jesús Aguirre fue muy malo para mí» y relató un episodio muy duro en el que el segundo marido de su madre «me llamó a su despacho con once años y me dijo que si vivíamos en casa de mi madre fue gracias a él». También manifestó que «todo el mundo le tiene en los altares, pero para mí fue una pesadilla, aunque mi madre siempre le defendió». Un año más tarde, en Vanitaits, volvía a incidir en la idea: «No me arrepiento de decir que era mala persona y lo volvería a decir».
Unos años antes, en 2011, Manuel Vicent, que tan bien conoció al marido de la duquesa de Alba, publicó 'Aguirre, el magnífico' (Alfaguara). La editorial lo definía como «un retablo ibérico donde este personaje se refleja en los espejos deformantes del callejón del Gato, como una figura de la corte de los milagros de Valle-Inclán». Un libro que indignó a la duquesa de Alba, que se habría planteado demandar al autor. En sus páginas, afiladas como cuchillos, leíamos frases como que «el braguetazo de Jesús Aguirre había alcanzado la altura del Himalaya».
Jesús Aguirre y la duquesa de Alba,
«Aunque en su biografía oficial consta que nació en 1934, el secreto de este personaje, que fue producto de un amor ciego, consiste en que desde niño supo tirar los dados de forma que siempre cayeran en la séptima cara, en la que solo se reflejaba la suya», afirmaba el autor de Son de mar y Tranvía a la Malvarrosa.
Es un relato nada edificante sobre Aguirre, a quien definía de esta manera: «Una de sus características a lo largo de su vida consistía en cambiar de amigos sin previo aviso. De pronto dejaba de llamar por teléfono después de hacerlo todos los días y tampoco contestaba a ninguna llamada de sus amigos más íntimos. Tenía un espacio reservado en el que nunca dejó entrar a nadie».